Mientras escribo este artículo suena «Rub» (que viene a significar «frota» en el sentido más cochino del término y eso nos gusta, guiñoguiño), el esperadísimo nuevo disco de Merrill Beth Nisker (aka Peaches) que vió la luz el pasado septiembre, moviendo la cabecita y deslizándome con la silla del despacho al ritmo de sus canciones (si me rompo un brazo o algo mientras tanto, diré que el accidente ocurrió mientras estaba de after, que bien podría ser teniendo en cuenta la fiesta loqui que tengo aquí montada yo sola). Sin ser yo mucho de Peaches musicalmente hablando (salvo contadísimas excepciones a mí la música electrónica: ¡bah!), tengo que reconocer que me fascinan sus performances y su incómodo mensaje político-feminista.

Peaches lleva años trabajando con la provocación total y con una posmodernidad sexual hilarante que engancha mucho porque es un fenómeno estético brutal y muy reflexivo. En su caso la mamarrachez esta muy pensada y eso se agradece en este caos de símbolos pop trasnochados en el que se ha convertido la industria musical. Se ha convertido en una abanderada de la grosería femenina y lo hace tan bien que otras artistas como Kim Gordon (Sonic Youth) o Feist se han animado a colaborar con ella en «Rub».

En realidad yo he venido aquí para hablar de su último videoclip que me ha dejado con el culo torcido para bien, para muy bien. Ella misma dijo en su cuenta oficial de Facebook:

Here it is!!! The video for Rub! The most insane Peaches video ever!! Watch this bitches!!!! #rubpeaches https://player.vimeo.com/video/147527929https://www.youtube.com/watch?v=I3vUfhbCako

Posted by Peaches on Miércoles, 2 de diciembre de 2015

Teniendo en cuenta su trayectoria, decir que es el vídeo más loco de Peaches parece mucho, pero no: es una bomba maravillosa. Cuando pensábamos que no podía hacer nada más genial que ponerse un esquijama con polla de lana rosita para reivindicar la subversión de los roles sociales y sexuales en el videoclip de «Dick in the Air» (otro temassso que demuestra que Peaches viene dándolo todo una vez más), la querida amiga Merrill nos sorprende con el videoclip de la canción que da nombre al disco.

Coños al aire, sexo explícito (no sé si real), una orgía de cuerpos reales desnudos de todos los tipos y tamaños (sí, gordas también), tetas enormes, tetas pequeñas, rituales de iniciación que conectan a las mujeres con su propia sexualidad, alguna pinga sorpresa y una atmósfera queer que rompe todas la barreras binarias a las que nos tiene acostumbrados la heteronormatividad. Estamos muy a favor de esta forma de romper los moldes, queremos poder ser groseras y tocarnos el coño, queremos disfrutar del sexo como nos dé la gana y queremos seguir bailando a Peaches por muchos años.

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