Puffff no sé por dónde empezar, no sé si parir lo que siento según lo concibo o si levantarme a  tomar el aire, reflexionar y volver a sentarme.  

Se habla del 24 de abril como el día internacional de la violación. No, no lo ha dicho nadie con  actividad cerebral, eso está claro. Al parecer hay un vídeo en TikTok en el que un grupo de seis  hombres retan a salir a la calle ese día para cometer el mayor número de agresiones sexuales posible.  Simplemente repugnante, lo sé. 

El vídeo no se ha encontrado, pero muchas cuentas están alzando la voz para protestar por ello y  pedir cautela a las mujeres este sábado, pero por muchas otras voces que digan que es fake,  desgraciadamente basta que se haya mencionado para que algún neandertal salga a la calle a hacer el  cabrón. Y para que tengamos miedo. 

Estoy harta de tener miedo. La triste realidad es que no hace falta que sea 24 de abril para que  tengamos que vivir con cautela. Me da mucha pena cuando salgo a correr con mi pareja por un  camino nuevo y digo “¡qué lástima, me gusta porque hay sombra, pero no me atrevo a venir por aquí  sola”. Y si al principio él me preguntaba que por qué, gracias a esta gentuza le va quedando claro y ya  no cuestiona nada. 

Joder, se han normalizado cosas que no lo son. He pagado taxis para que me acercaran cuatro  calles más allá porque me daba miedo volver sola de noche. Si no tenía dinero para pagarlo, me metía  en un after de mala muerte a esperar que se hiciera de día y hubiera gente por la calle. No salgo a  correr sola por sitios en los que no hay movimiento. He obligado a mis amigos a acompañarme a casa  porque el “tener más miedo que vergüenza” era totalmente verídico, tenía suficiente miedo como para  que se me quitara la vergüenza de fastidiarle a alguno la noche. ¿Hay derecho a esto? Y en aquel  entonces no existían estas marañas para viralizar una quedada en grupo y salir a la calle como si fuera  la purga de la violación. ¿En qué nos estamos convirtiendo?

Cada vez que oigo que se ha cometido una violación perpetrada por una “manada” (yo les  cambiaría el nombre por algo denigrante, porque estoy segura de que encima les gusta) me pregunto  lo mismo ¿Es que no había nadie con cordura para parar eso? Por favor, que si yo mañana le digo a  mis amigas que vayamos a la calle a cortar pirolas, alguna me dirá “Laura, ¿estás bien?”.  

No sabía cómo empezar y no sé cómo acabar, sea cierto o incierto que existe ese vídeo, el hecho de  que a alguien se le haya ocurrido esta idea me deja con ganas de pedir, como Mafalda, que se pare el  mundo, que yo me bajo. 

@loryzepam_