Cuando decidí probar a hacer esto sabía que me estaba metiendo en un berenjenal de la hostia, pero aún así lo hice.

Vamos a empezar por el principio: estaba yo un día bien tranquila cotilleando en shein cuando de repente me vi estos pantalones con cadenas en las caderas de los cuales me enamoré perdidamente. Quizás ahora sí que hay, pero el caso es que cuando me decidí a buscar unos pantalones similares en la sección de tallas grandes no hubo forma humana de encontrarlos.

Yo soy muchas cosas y una de ellas es cabezona. Yo me había encaprichado de esos pantalones y por mis ovarios que debía tenerlos. Busqué en varias tiendas de ropa pero la decepción seguía hasta que de repente se encendió mi bombilla de artemaniaca: ¿y si me los hacía yo?.

Me fui al armario y cogí varios pantalones que tenía, los cuales usaba a diario, por lo que el miedo a cagarla estaba presente. Si me ponía a hacerlo y resulta que quedaba como un churro la tenía liada, porque pantalones no me sobran precisamente.

Pero entonces los vi.

Unos pantalones que me quedaban pequeños desde hacía dos años y que tenía guardados “por si acaso adelgazaba”. Los miré y me dije “vamos a ver hija mía, si no te caben ahora ¿qué te hace pensar que los sigues necesitando? Mejor vamos a experimentar con ellos y así no la liamos” y eso hice. Empecé a buscar por internet y encontré un tutorial de cómo se debía hacer y a ello me puse.

  • Primero me metí en los pantalones y comprobé que, evidentemente, no me cerraban.
  • Medí cuánto necesitaba para poder abrochar el botón y esa medida la trasladé la mitad a un lado de la cadera y luego al otro lado. Marqué con una tiza hasta dónde iba a cortar.
  • Con mucho miedo descosí el hilo para abrir los pantalones. Yo en esta parte ya había sufrido siete infartos y los pegué con silicona formando una V (sí, con silicona, porque cutre se nace).
  • Hice agujeros para colocar los remaches que había comprado en el bazar. Aquí la cagué porque no sabía colocarlos, así que tuve que ir a prueba y error hasta que aprendí.
  • Una vez había colocado todos los remaches me dí cuenta de que no había comprado cadena, así que tuve que volver al bazar. Mi briconsejo es que os llevéis uno de los remaches para comprobar que la cadena cabe perfectamente. Yo personalmente decidí que quería un resultado más fino y por eso compré remaches pequeños y cadena fina, pero podéis coger el tamaño que queráis.

Cuando terminé pude comprobar que el desastre no había sido tan terrible y que había quedado bastante bien. Me probé los pantalones para ver cómo habían quedado y cuál fue mi sorpresa al darme cuenta de que no solo me había servido para experimentar, ahora también me venían bien los pantalones porque los había agrandado sin darme cuenta.

Me gustaría poder poneros fotos del proceso pero es algo que hice hace algún tiempo, por lo que os voy a dejar el link del vídeo que encontré aquí.

No puedo asegurar que haciendo esto el resultado vaya a ser exactamente igual o que estéis cómodas, a mí desde luego me sirvió pero recomiendo hacerlo con unos pantalones que sean para “tirar” y así no gastar más dinero del necesario.

Rocío