¡Yujuuuu! El verano ya está aquí y con él… el calor, los mosquitos, la arena y los millones de niños que salen de sus cuevas.
Que si, que si… Que ir en chanclas es comodísimo y esas noches de terraza son un lujo. Pero… Mucho tiempo en chanclas… te salen rozaduras y esas noches… sólo hay dos realmente buenas.
Pero sin embargo… Sudar, no dormir por la noche, los mosquitos… “¿Y la piscina?”, estarás pensando… ¿Para qué? ¿Para ponerme como un cangrejo por más crema que me dé y que los niños me salpiquen cuando estoy aclimatándome al agua helada?
Claro que siempre quedará la semana en la playa. ¡Maravilloso! El sonido de las olas… Relax… Y la arena que se te mete en la almeja, más sol para quemar tu piel y enjendrar un futuro cancer y el sonido… ¡¿De qué?! ¡¿De las olas?! ¡¡¡Pero si la multitud de niños, asalvajados por las vacaciones, no te dejan oír ni tus propios pensamientos!!!
Que no. Que nos autoconvencemos de que el verano mola, de que es la mejor estación del año, pero tiene más contras que pros.
Si que hay una ventaja, incuestionable: la jornada continua en el trabajo. No sé por qué leches mi jefe piensa que entre septiembre y junio mi vida social es absolutamente nula y no tengo nada más que hacer que trabajar. De hecho tiene claro que me hace un gran favor al tenerme “entretenida” durante el crudo invierno.
¡¡Ay el invierno!! Los jerséis de lana, el calor del hogar, esos pucheros que calientan desde dentro, los niños en sus cuevas…
Bueno, de momento pringosa de crema y antimosquitos intentaré disfrutar del verano en chanclas y refrescado con las cañitas hasta las tantas (segunda ventaja real), porque… ¡El Veranos ya llegó!
@sandecesbybertabo