Evidentemente.

Estoy dispuesta a reconocer; y en efecto, reconozco, que puede que mi opinión sobre este tema esté un poquito —mucho— sesgada, porque adoro a Fran Perea y no tengo ninguna intención de esconderlo o disimularlo… pero como aquí buscamos la transparencia y la claridad con el mismo ahínco con que se busca tu talla en una montaña de ropa rebajada… trataré de ser lo más objetiva posible.

Conocemos —y amamos— a Fran Perea desde los albores de la humanidad. Ósea, desde 2003, cuando se estrenó Los Serrano.

Su personaje de Marcos nos provocó un crush que, personalmente, no sentía desde la primera vez que el rubísimo pelo cortado a lo tazón de Nick Carter se coló por mi pantalla de televisión.

Sus canciones, no solo daban voz a la cabecera de la serie, sino que acabaron convirtiéndose en himnos de escenas y momentazos, —todos pensando en el fotomatón en 3, 2…— su amor imposible por su hermanastra Eva nos arrancó suspiros; y la evolución del personaje, pasando de ser el hijo mayor de una familia más que variopinta a tener una propia y ser esa imagen serena que aparecía en algunos capítulos sueltos, dispuesto a brindar consejos y ayuda a su perdido padre, terminó por enamorarnos. Su personaje cumplió un arco argumental muy bien trenzado; y su marcha nos dejó casi tan tocados como al propio Diego Serrano en su momento.

Y con las mentes muchísimo más sucias, #sorrynotsorry

Marcos no pasa de moda, yo todavía me quedo enganchada a las reposiciones de Los Serrano con morriña cuando pillo alguna por ahí. Su guitarra, sus ricillos… debo reconocer que alguna vez patiné y me quedé ensimismada con Raúl, el personaje interpretado por Alejo Sauras, más macarrilla, aunque con buen fondo. Pero siempre, inexorablemente, terminaba volviendo a Fran, el único chico bueno por el que he apostado jamás en lo que a personajes de ficción se refiere; porque sabía que era algo especial.

No me equivocaba.

Los años han pasado, y como el buen vino, Perea ha ganado. ¡Y de qué manera!, sigue siendo compositor de sus temas, tocando sus acordes y cantando sus letras. También actúa y se ha abierto camino en otros países para continuar con sus proyectos televisivos. Con la madurez, Fran es un hombre hecho y derecho que no solo está más rico que todos esos postres con masa madre que están ahora tan de moda en Instagram; es que además… es un tío cojonudo. Pero de verdad, verdad.

Hace unas pocas semanas, su directo con el también actor Víctor Elías —quien se metió en la piel de Guille Serrano en la serie que les hizo hermanos durante ocho temporadas— interpretando juntos el éxito de Perea, La vida al revés, se viralizó. Y no estoy hablando de que se convirtiera en trending topic un ratito, no. Me refiero a cientos de twits, de personalidades famosas y de fans al uso como esta que suscribe, de un montón de mensajes nostálgicos, sonrisas sinceras y tarareos de una letra que nadie había olvidado, y Fran nos trajo de vuelta para hacernos el encierro mucho más llevadero y cómplice.

YouTube video

Por si eso fuera poco, días atrás, repitió. Esta vez, cantándole a la que fuera su “madrastra” en la ficción, Belén Rueda, el consabido 1+1 son 7; temazo que yo siempre he defendido que debería ser la letra del himno del archipiélago donde tengo la suerte de residir… y que aprovecho para comentar aquí, por si cuela.

Fran siempre tiene buen humor. Talante. Expresa sus opiniones sin meterse en movidas y usa su posición como celebridad para cosas buenas. Para sumar. Para aportar. Para dar algo de lo que tiene, que se llama talento y, además, es mogollón.

Agradecido. Más majo que las pesetas, simpático, sin olvidar el sitio del que viene ni la gente que le ayudó cuando empezaba; se ha desmarcado como el gran descubrimiento de este periodo extraño para muchos… y provocado que otros —mano bien arriba—, reactivemos nuestro crush sobre su persona muy fuertecito.

Fran, no sé si llegarás a leer algún día este artículo; aunque de mí sabes porque soy la pesada que te menciona y etiqueta de cuando en cuando en Twitter… pero, aunque la vacuna para vencer el virus no la descubras tú; que sepas que tu aportación en este momento de crisis, cuando todos tenemos la vida al revés… es apreciada por muchas más personas de las que te podrías imaginar. Y tema de tertulia en los grupos de WhatsApp, mientras se toman cafés virtuales cada uno en su cocina y Dios en la de todos. De eso puedo dar fe.

No cambies nunca. Quédate así, tal cual eres… mientras inicio el proyecto de recoger firmas para nombrarte Míster Cuarentena 2020.

Sigue deleitándonos con tu sonrisa, tu guitarra y tu voz. Nosotros, por nuestra parte, prometemos pensar siempre en ti, contar hasta tres… y no saber nunca lo que pasa.

Romina Naranjo.