La mitad de mis amigas son lesbianas. ¡Y eso es genial, porque significa que salimos MUCHO por lugares de ambiente (que son los mejores para ir a pasarlo bien) y que tenemos historias para parar un carro. Pero sin duda la mejor de todas es la falsa creencia de que por ser hetero en un local LGTBI “no ligarás”.
Estás en casa poniéndote lo que más te apetece en ese momento, porque sabes que esa noche puedes ir con una sandalia de diadema que no hay dress code. He llegado a entrar hasta en pijama. Ese día sales con la idea fija de que vas a pasarlo de puta madre con tus amigas y, con suerte, a aplaudir cual animadora de la NFL-
Primero empieza la previa en un bar cercano, de donde salís en grupo caminando tan recto como la borrachera os lo permite… Y cuando ya llegáis a la puerta empieza el mejor momento: El famoso “disimula tu taja” porque siempre hay una que no puede. Si no la has identificado en tus amigas, es porque eres tú.
Entras y vais directas al guardarropa y después a la barra. Y empieza el festival. Porque por norma general en estos locales (por lo menos al que vamos nosotras) ponen el esperado tipo de MU-SI-CO-TE que te encontrarías en toda carpeta de música descargada del “emule” (Britney Spears, Jennifer Lopez, etc.) mezclado con música de tus padres (Alaska, Rafael, Rafaela Carra, etc.) y con música actual (Lady Gaga, reggaeton, etc.). Es una mezcla muy potente que hace que lo des tu alma en la pista. Como si no hubiera un mañana, porque tú ese día no vas a ligar. Tú vas a perrear como la hijaputa que lleva el diablo que eres sin importar a quien impresionar. Vas a sudar. A gozarlo bailando, mami.
Entonces pasa. Estás perreando con tu colega, sudada, desmaquillada, con un moño, con medio cubata que se te ha caído al suelo al bailar “La Bomba” y cero preocupaciones en la vida, que de golpe una cebolleta fantasma se te arrima por sorpresa. Y te cagas en su puta estampa. Te corta todo el puto rollo que llegue el típico inútil de manual que va a estos lugares a ligar. SI, SI, TODAS sabéis a quien me refiero: Ese hombre hetero que “te va a cambiar porque tú nunca has probado un buen rabo”. Ése. Porque tendrá 0 lógicas, pero es real. Siempre hay un grupillo de tíos que por gilipollas o por despistados deciden que es superbuena idea entrar a Arena o salir por Chueca para follarse a una tía.
¿Alguien me explica qué les pasa en la cabeza a esos hombres que se creen con el superpoder de cambiar orientaciones sexuales ajenas? ¿Sabéis si lo planean antes o acaban ahí por imbéciles? ¿Es que suponen que habrá alguna hetero y ellos tienen más posibilidades de follar? No lo entiendo, eh, te juro que no.
Llevo años planteándome mucho esta extraña dinámica y haciéndome estas preguntas, incluso lo hemos hablado también entre nosotras. ¿Cuántos nos hemos fijado en alguien del sexo opuesto y hemos descubierto que “no éramos exactamente su tipo”? ¿Qué habéis hecho? Porque en mi caso seguí mi vida y no volví a mencionar el tema. Diría que seguir insistiendo con frasecillas fantásticas no va a funcionar. Todo lo contrario: Acaba por ser bastante molesto.
Así que una vez lo hice; cuando un tío le empezó a tirar la caña a mi amiga (que ya le había dicho que era lesbiana, pero él insistía) pensé que ese era mi momento para descubrir su gran secreto y le pregunté por qué salir a un bar de ambiente con el objetivo de ligar si eres hetero, ¿no te será más difícil que en una discoteca llena de tías con más predisposición?
“Porque todas dicen que son lesbianas y luego es mentira.”, me dijo.
Yo ya sabía que la respuesta no iba a ser de mi agrado, iba mentalizada. Pero oír esa verdad rompió todos mis esquemas: Tenía razón. ¿Cuántas habéis utilizado esa excusa por lo menos una vez en la vida? ¿Y fingir que sois pareja con tu amiga? El problema no es lo gilipollas que son ellos al insistir, sino el vernos nosotras obligadas a mentir porque un simple “no” no basta.