Imagino que a estas alturas ya todas y todos habréis oído hablar de los resultados de las elecciones andaluzas. Dejando de lado lo mucho o poco que nos gusten los resultados, lo cierto es que se ha suscitado de nuevo el debate. Ahora no hay día que no salgas a la calle y no escuches algún tipo de comentario aludiendo a temas como la inmigración o los derechos de la mujer.

Ayer mismo fui yo la que se enzarzó en una interesante charla sobre el feminismo. La conversación que empezó con un «Quilla, ¿qué me dices de lo de VOX?» terminó analizando los micromachismos o el conocido “techo de cristal”. Puede que no sea toda una experta en feminismo, pero lo que ayer se debatió me parece interesante y me gustaría extender la reflexión a todo aquel que pueda llegar a leer este post.

Hoy, de casualidad, en mi rutinario bicheo matutino de facebook he topado con una maravillosa versión del “Sin ti no soy nada” de Amaral que han hecho unas chicas gaditanas que se dedican a dar formación de género. Ellas son Cadigenia y nos deleitan con su “Estoy hasta el papo”, una versión que resume muy bien todo lo que debatimos ayer en esa charla que os he comentado.

Puedes ver el vídeo aquí.

Tras ver el vídeo supongo que todo os quedará mucho más claro. Que sí, que hemos avanzado mucho en igualdad. Que gracias a la lucha de muchos y muchas ahora podemos votar, ir a la universidad o abrirnos una cuenta bancaria sin necesidad de pedir la autorización de un varón. Que también digo yo que ¡faltaría más! Pero que hay mucho que seguir trabajando. Y bajo mi opinión ese mucho es una cuestión cultural que no vamos a poder superar si no vamos todos de la mano.

Porque no es justo que muchas mujeres sigamos sintiendo que la limpieza del hogar o el cuidado de los hijos recae más sobre nuestros hombros. No es justo que en un call center la mayoría de teleoperadores sean mujeres y sin embargo haya una sola coordinadora de equipo en toda la plataforma y ninguna mujer en un cargo directivo. Porque no es justo que al tener que mudarte a otra ciudad y dejar a tu pareja y tu perro en otra tu madre te diga «ahora vas a tener dos casas abiertas, hija mía. Cuando vengas los fines de semana tendrás que darte el lote de poner lavadoras». No es justo. FIN.

El problema es que eso lo piensa mucha gente. Mucha gente que no se para a pensar si eso es machismo o no simplemente porque eso es a lo que están acostumbrados, lo que han vivido siempre. Y ahí es donde debemos dirigir nuestros esfuerzos. Yo sé que es muy difícil cambiar esas estructuras de pensamiento a estas alturas de sus vidas pero podemos simplemente abrirles una pequeña duda. Hacerles ver que puede que estén equivocadas, que exista otra cosa. Y a la vez debemos trabajar duro por no transmitir estas estructuras a nuestros niños. Porque a veces resulta complicado no regalar un camión a un niño y un set de manualidades a una niña. Es más difícil buscar un regalo igualitario, que no les haga repetir esos roles de género que tenemos asumidos. Pero os aseguro que a la larga nos alegraremos de haber invertido un poco de esfuerzo y tiempo en hacer una elección más responsable.

Así que, amigas y amigos, el feminismo ha conseguido mucho pero mucho más es lo que nos queda por conseguir. ¿Te unes a este gran reto?