¿Hay algo más desagradable que acudir al ginecólogo/a? ¿Quién no ha vivido una experiencia desagradable o hasta traumática en ginecología? Comentarios desagradables sobre la vida sexual, actitudes paternalistas, exploraciones dolorosas, vergüenza, miedos etc. Debido a que la sexualidad sigue siendo un tema tabú en nuestra sociedad, muchas mujeres deciden escaquearse de su cita anual poniendo en riesgo su salud sexual y reproductiva

Hace poco traté este tema con una amiga, la cual padecía una fobia bastante selectiva al ginecólogo y juntas analizamos los miedos irracionales más comunes y también las excusas más famosas entre las mujeres para no acudir a la cita anual con los “Reyes del Espéculo”. 

 

El tiempo corre en nuestra contra

El primer motivo es paradójico y no está relacionado ni con el dolor ni la molestia.  Uno de los principales motivos es el hecho de no haber asistido a las revisiones preestablecidas. Cuanto más tiempo dejamos pasar desde la última cita, más evitación vamos a tener al ginecólogo y más “vergüenza” vamos a sentir cuando nos decidamos a acudir.

Relacionamos acudir a la clínica de ginecología con volver a ser eternas niñas que van a ser reprendidas por no haber hecho correctamente los deberesMucha infantilización innecesaria y paternalismo incómodo. No hablamos de ello, pero muchas mujeres “temen las broncas del ginecólogo/a y de sus ayudantes” sintiendo una profunda vergüenza, lo cual es francamente preocupante y un fracaso del sistema de salud. Si el médico/a está para cuidarnos y está a nuestro servicio ¿por qué habríamos de temerle o sentir vergüenza? – Pero claro, es más complejo que todo esto ¿verdad? 

 

No tenemos ni idea de lo que nos van a hacer 

La mayoría de las mujeres no se manejan en términos de consentimiento informado, no acuden empoderadas conociendo sus derechos  – humanos, sexuales o reproductivos, ni sintiéndose con pleno derecho sobre su propio cuerpo. Todas las mujeres maduras deberíamos de haber sostenido en la mano un espéculo alguna vez, saber en qué consiste una ecografía transvaginal, el reducido tamaño de una espátula cervico-vaginal, reconocer  una sonda vaginal o el maravilloso rendimiento de un buen gel lubricante. 

En el momento en el que conoces esta información y tienes la posibilidad de ver el tamaño de la bestia, la ansiedad comienza a reducirse ¡En peores plazas has toreado! Porque el pensamiento positivo, ¡Si importa! 

Vagina, caca, pedo, pis.  

Hay muchas mujeres ¡demasiadas! Que tienen dificultades para verbalizar palabras de nuestro propio sistema reproductivo. Y esto sí que es muy importante porque aquello que no se verbaliza lleva implícito la idea de que debe de ser ocultado o no existir.  Todas deberíamos normalizar hablar en términos de “vulva, clítoris, vagina, útero, endometrio, miometrio, trompas, ovarios, labios vaginales y otros”. Son nuestros, así que, debemos nombrarlos, reconocerlos, normalizarlos y también cuidarlos. “Porque siendo mujeres, o hacemos nuestros los propios órganos y todo aquello que nos pertenece, o alguien más lo hará por nosotras”

 

El estigma del peso, la gordo fobia y la ginecología 

Han ido de la mano demasiado tiempo. Muchas mujeres curvy o gordas se han sentido profundamente avergonzadas y culpabilizadas en consulta. Cualquier mujer que no tenga un cuerpo heteronormativo estará muchísimo más predispuesta y vulnerable a sufrir humillaciones en la consulta de un ginecólogo/a. Lo que no puede ser es que las mujeres que tienen un índice de masa corporal más alto de la media, vivan su embarazo a dieta, celebrando la pérdida de kilos y no la llegada a este mundo de un bebé. Acudes a una cita para una citología y acabas con una cita urgente en el nutricionista porque pesas 68 kilos. Al final hay mujeres que evitan ir al ginecólogo porque no les apetece escuchar lo inadecuado que es su físico o las malas madres que pueden ser incluso antes de concebir a su bebé. Parece lógico y comprensible. 

 

Miedo al dolor o a que algo vaya mal 

El miedo a que nos duela también puede mantenernos alejadas del ginecólogo. Parte del miedo es una especie de terror psicológico que nosotras mismas hemos creado contando traumas y experiencias horribles. Es importante reconocer la molestia real de la exploración, pero siendo mujeres y habiendo superado el dolor de inflamación de ovarios, las primeras depilaciones horribles, los tirones de pelo, un corazón roto y otras atrocidades como el dolor de pies después de llevar tacones de aguja, “¡una citología es pan comido!”. Transmitir calma y buenas prácticas en ginecología también es una forma muy buena de reducir el estrés, expresiones como ¡Tú puedes! ¡Se pasa rápido! ¡Cuando terminas te sientes mejor! ¡No tiene por qué doler tanto! ¡No temas, a mí también me ocurre (#metoo)! ¡Si es demasiado molesto le diles que paren y listo! – todo esto ayuda a otras mujeres. 

Y así es como en definitiva, mi amiga después de siete años consiguió ir a su ginecóloga, y en contra de todo pronóstico y después de tantas rumiaciones negativas de todo lo que podría salir mal, las cosas salieron bastante bien. Sus ovarios están en plena forma, no existen indicios de ITS y la ginecóloga ¡No la puso a dieta! 

No seas como mi amiga, no te arriesgues tanto y practica los auto-cuidados de forma anual. 

Por Lorena Álvarez @lore_lifestories