Como mujer (cis) envidio muy pocas cosas de los hombres (cis), pero existen dos cosas en concreto que queman mucho por dentro: lo de los privilegios así en general y que puedan mear sin tener que hacer malabares, porque el hecho de que puedan hagan pis en cualquier parte me parece directamente fatal desde un punto de vista cívico.

Y -¡ojo!- que yo en general prefiero mear sentadica en la taza del váter, pero a veces hacerlo fuera de casa es un drama importante. Entre las colas, los cubículos enanos, la falta de higiene de muchos lugares (sobre todo a partir de determinadas horas de la noche), el bolso, los pantalones/medias/bragas por la rodilla, el abrigo si es invierno, la borrachera si cuadra y el pudor personal, miccionar debería ser considerado deporte olímpico. Y digo yo, si nos estamos replanteando en clave feminista casi todo lo relacionado con nuestra existencia vital, ¿qué hacemos con el pis? Porque casi nunca se dan las condiciones óptimas para este asunto y qué queréis que os diga, me parece fatal porque yo no tengo la culpa de que me hayan enseñado a mear sentada Y TAL. Y sí, estoy medio de coña, medio en serio…  o sea, ¿la humanidad ha llegado a la fucking luna pero todavía no se han inventado una fórmula más molona de organizar la meada en los baños públicos?

¿Cuántas veces habéis llegado al baño de un bar y ha pasado toda vuestra vida por delante de vuestros ojos de la cantidad de mierda que hay? ¿Tengo que mear ahí, en serio?

¿Cuántas veces os habéis aguantado las ganas de hacer pis cuando habéis visto una cola infernal para usar los baños de mierder del festival de turno?

¿Cuántas veces habéis tenido que enseñar el culo a tope meando de campo?

Pues se acabó, amichis. Nuestras plegarias han sido escuchadas y dos mujeres, Paloma Gallego y Marta Rodríguez, han creado un dispositivo diseñado para que todxs podamos hacer pis de pie sin depender ni de nuestra genitalidad, ni de los hábitos aprendidos  y esto, además mejorar la «usabilidad» de los baños públicos, nos libera de todos esos dramas que parecen del primer mundo pero que pueden llegar a afectar a la construcción de las identidades. Lo mejor de este proyecto es que surge desde el activismo feminista y su diseño pretende ser lo más inclusivo posible para responder a las necesidades de todas las personas. El invento se llama FemUp y, aunque no es algo nuevo al 100% (ya conocíamos inventos parecidos), está pensado con toda responsabilidad del mundo para que se adapte a todas las realidades y para que sea lo más respetuoso con el medio ambiente.

En estos momentos puedes encontrar este invento en La Mala Mujer (que es casi un templo feminista en Madrid) o contactando directamente con ellas a través de Facebook, Instagram o su dirección de correo electrónico (también se están recorriendo muchos espacios en los que reina la sororidad  para difundir la buena nueva, así que os las podéis encontrar en cualquier sarao). Se comercializan en un pack de 5 unidades, perfecto para llevar en el bolso/mochila/loquesea, que cuesta 4’50€ (y tienen una oferta estupenda de 3 cajas -o sea, 15 FemUp- a 12 euros).

FemUp es desechable, biodegradable, con perspectiva de género y nos hace la vida más fácil ahora que empieza la temporada de festivales y durante todo el año. Nosotras ya somos fans a tope… todo este tipo de iniciativas llevadas a cabo por mujeres que piensan en todos los detalles y en todas las subjetividades, nos parecen muy necesarias y muy positivas. Así que vamos a levantarnos y a deconstruir nuestras meadas para poder beber cerveza tranquilxs.