¿Por qué parece que al resto de la gente le cunde más el dinero que a mí?

Los años de pandemia han sido jodidos. Trabajo en el sector turístico y he cambiado de trabajo en varias ocasiones en los últimos años. En 2021 estuve en ERTE, en paro y en dos trabajos hasta acabar el año en una empresa estable, con un sueldo decente y con pinta de que todo iba a salir bien ya de una vez por todas.

Cuando se juntan las crisis existenciales con las crisis laborales es una puta mierda.

Total, que acabo el año ya con un trabajo en una buena empresa, con buen sueldo, buenas condiciones laborales y con paz mental pensando que al menos tengo un frente menos abierto.

La sorpresa viene en mayo, en el borrador de la declaración de la renta. Por haber tenido varios pagadores, por haber empezado con contratos temporales y porque la vida es así…. ¡Me salía a pagar 2.400 euros! ¿¿Hola??

No es suficiente el ser una desgraciada durante una temporada hasta que encuentras un trabajo decente. Haciendo malabares con las facturas y el sueldo; que encima me toca pagar esa barbaridad. Esa barbaridad que obviamente no tenía.

Si alguien con un sueldo normalito es capaz de vivir sola, pagar el coche, la gasolina, las facturas, la compra mensual, seguro y mantenimiento del coche, matrícula de la universidad, darse algún caprichito de vez en cuando y aún así ahorrar, que me explique cómo coño lo hace. Y más ahora con todas las subidas desorbitadas de precios. 

El soponcio que me pegué cuando vi esa cifra fue acojonante. Pero como persona pseudo adulta que intento ser, me negué a pedirle dinero a mis padres. Quería apechugar yo sola, costase lo que costase.

Ah, ¡se me olvidaba! Son súper generosos: puedes fraccionarlo y pagarlo en dos veces.

La paga extra de junio se fue íntegra a pagar la primera cuota. Y desde ahí, el resto del año he tenido que mirar hasta el último euro para calcular ahorrar para la segunda cuota. He estado el resto del año ahogada, cancelando planes, vacaciones, caprichos e incluso pasando frío en casa para que me llegase el dinero. Ha sido la primera vez en la vida, con 30 años, que he ido a la compra seriamente mirando y comparando precios para ahorrar lo máximo posible.

Y cuando terminas de pagarlo… Sientes una liberación, sientes que has parido. Te quitas un gran peso de encima. Pero como después de ese desembolso no ves ni un móvil nuevo, ni bolsas llenas de ropa, ni una tele más grande, ni nada de nada, pues te sientes igual de frustrada. Cumpliendo con tu deuda como buena ciudadana, pero con 2.400 maravillosos euros menos.

Lo único que me consuela es que este año he estado en la misma empresa, y entiendo que no va a haber sorpresas el año que viene en la declaración de la renta.

De todas formas, rezo para que no se me rompa la caldera ni me surja ningún imprevisto, porque no me lo voy a poder permitir.

¡Qué difícil es llegar a final de mes!

Altea.