Anonadada me hallo. Ahora resulta que compartir citas «profundas» en redes sociales denota poca inteligencia. No lo digo yo, lo dice un estudio de la Universidad de Waterloo, en Canadá, que juntaron a 845 voluntarios y llegaron a esta conclusión. Y yo, que no me considero ninguna erudita ni mucho menos una «científica social», he de reconocer que muchas de las frases a lo Paulo Coelho (y mirad que soy emocionalmente intensa) me repatean. Al principio, me tocaban la patatuela y reconozco que mi nula inteligencia las compartía en Facebook hasta que comprendí que esto es como el roquefort: te puede gustar o no, pero huele que da asquito.
¿Que os sigue pareciendo encantador, adorable y vais a seguir compartiendo imágenes con frasazas que son sentencias? ¡Estupendo! No vais a perder coeficiente intelectual, no sufráis. Aun así, os traigo a modo de disección algunas de estas perlas, desde mi más modesta opinión y ¿por qué no decirlo? Algo de zorrismo . Acomódense y puntúen, queridos y queridas.
Punto 1: si beso despacio, me aburro. ¿Nadie le ha hablado a Paulo de las marchas?
Punto 2: tampoco hace falta reír exageradamente, en modo Janice de «Friends». A veces, menos es más.
Punto 3: ¿intensamente, como la marea que lo desborda todo? Amiguis, en el equilibrio está la clave, que luego nos toman por poseídas y eso, como que da grimilla.
Punto 4: ¿si perdono rápido no me tomarán por gilipollas y me la volverán a jugar? ¡Digo yo, eh! Que igual estoy equivocada y si voy poniendo la mejilla día sí, día también, al final me hacen un monumento. Y los monumentos, pues molan.
¿Qué queréis que os diga? A mí no me gusta caerme, pero ni de culo, ni de rodillas, ni de lado… Si es encima de alguien (ejem) pues oye, tampoco está mal, porque eso seguro que no me hace daño (físico, al menos, no). Pero, para caerme, mejor hago sentadillas. Porque la única intención oculta de esta frase es que se nos ponga el culo más duro que el acero, ¿no?
Querido William, mira que te adoro por encima de todas las cosas pero… Seriously? Si lo supiésemos, ¿ no crees que estaríamos ganándonos la vida a lo Rappel, pero con glamour? Yo lo veo, veo lo que puedo llegar a hacer si supiese lo que creo que debo de saber y se me llenan los ojos de euros… ¡Digo, de ilusión! Ains, si es que «sólo sé que no sé nada».
¡Craso error! Aunque he de decir que ese «a menudo» está perfecta y estratégicamente colocado en la frase porque, decidme: ¿y esos tíos cachas que parecen puertas blindadas, que tú estás convencidísima de que todo lo llevan acorde y resulta que… NO? Tremenda decepción, porque ni siquiera es un comienzo, es que no tiene ni principio ni final. ¿Y no estaría mejor un gran comienzo de una cosa grande? Así, como propuesta, yo lo dejo caer… Por si los Coelhos del mundo nos leen.
¡Joder con hacer ejercicio! Ya son ganas de tocar la moral. Vamos a ver… ¿para que nadar si el barco va a llegar igual? Si es que, a veces, esto de economizar el tiempo se nos va de las manos. Yo aviso, un día hasta nos ponemos a hacer running con el coche en marcha antes de subirnos a él o a patinar por el andén antes de pillar el metro. Muy americano todo. Ouh yeah, man!
Vale, bien, correcto. Dejadme que piense… Si yo supero una bronquitis, ¿soy la bronquitis? Y si supero la Selectividad, ¿soy una de las pesadillas de la adolescencia? ¿Esto qué es, el refrán a lo wonderful de «lo que se come, se cría»?
Antes de soñarlo, espérate que me acuerde de qué ovarios he soñado porque claro, esa es otra. Yo podré soñar mucho, pero si no me acuerdo… ¡Joder, ahora lo entiendo todo, por eso no consigo nada!
Y hasta aquí mi disección porque me está subiendo el azúcar con tanta moralina. Y, por favor, recordad siempre…
