¿Alguna vez os ha pasado algo tan… tan… no sé ni explicarme… ¿asqueroso? ¿misterioso? que no sabéis ni por donde empezar? Y no hablo de perder unas gafas y encontrarlas dentro de la nevera, NO. Hablo de cosas sin sentido, al mismo tiempo que espeluznantes, asquerosas, donde no le encuentras la lógica alguna. Pues bien, hoy en la serie de mi vida “historias para no dormir”, os voy a contar lo que me encontré en el suelo cuando me levanté.

Todo comenzó cuando mi marido se fue de viaje a Alemania por trabajo y yo me quedé sola. Algo con lo que disfruto mucho. Me compro mi comida favorita, me pongo una peli y a disfrutar del silencio y la soledad. Lo malo es a la hora de dormir… soy una graaaan cagueta y eso de dormir a solas en una casa tan grande no va conmigo jajaja. Osea, no tiene que pasar nada, nunca pasa nada, pero ya sabéis, una ve películas de miedo donde se cuelan psicópatas asesinos en casa por la noche (porque por supuesto de día nunca sucede nada) y claro, una piensa y se imagina cosas.

En fin, que ya me iba a dormir cargada de valentía y apagué la luz, pero noté como me empezó a doler fuerte la cabeza, así que me levanté y dije “Alexa enciende la casa”, y la puñetera no funcionaba, CUANDO JUSTO 5 MINUTOS ANTES SÍ ME HACÍA CASO. Por más que le repetía el comando no encendía la puta casa, y los interruptores no iban, así que me armé de valor y me fui directa a la nevera para que alumbrase al menos algo. Obviamente el caminito por el pasillo fue a toda hostia claro.

Total que cogí un ibuprofeno y se me cayó al suelo. Como la nevera alumbra bastante pude ver con total nitidez el suelo (dato importante con el que os debéis quedar). Estaba totalmente limpio y sin nada a la vista, salvo la pastilla cerca de mis pies. La cogí, me la tomé y me volví a la cama.

Me costó volverme a dormir, sobre todo porque escuché varios ruidos, pero no quise echar cuenta porque pensé “nada, olvídate, son cosas tuyas que estás paranoica, será el perro”…. En fin, conseguí dormirme hasta la mañana siguiente, y ojalá nunca hubiera visto lo que me encontré en el suelo cuando me levanté.

El suelo de la cocina estaba lleno de vendas con sangre…. ¿HOLA? ¿Perdona? Anoche cuando fui a recoger la pastilla del suelo no había nada… es decir que todo eso fue después de volver a meterme en la cama. Osea, mi primera reacción fue mirarme y chequearme por completo rápidamente por si me pasó algo y no lo recordaba. Segundos después al ver que estaba perfecta y acordarme que no sucedió nada anoche, empecé a acojonarme y me puse nerviosa. Pensé en mi perro, pero él no llega al mueble de arriba donde guardo las vendas ¿sabes?, también pensé en mi marido, que llegó a casa, se cortó, no me despertó, intentó curarse y se fue a urgencias, pensé en todos y todo tipo de situaciones… Incluso intenté convencerme a mi misma que quizá sería sonámbula pero había demasiados interrogantes. “¿Qué pasó? ¿Con qué me corté? Espera, no tengo cortes ¿Qué cojones pasó?” Lo que me encontré en el suelo no era normal.

Hasta que me di cuenta de lo peor…. esas no eran mis vendas. Nunca las había visto, yo compro otra marca, así que esas no eran ni mías ni de mi casa…. ESTABA ACOJONADA. Llamé a mi marido y se lo conté todo, a mi familia y a mis amigas y pasé las siguientes noches en casa de una de ellas con mi perro. No llamé nunca a la policía porque nadie me iba a creer, pensarían que soy sonámbula o que me había emborrachado y no me acuerdo o yo qué sé. La teoría que se me viene a la cabeza es que alguien muy herido se coló en mi casa, supongo que escondiéndose de alguien y tras intentar volver a curarse, se marchó, dejando toda mi cocina así… pero lo peor es que YO ESTABA DENTRO DE LA CASA…. Tras ese día pusimos alarmas y cámaras de seguridad, porque lo que me encontré en el suelo daba pánico.