Puta, nunca te perdonaré lo que le hiciste a Isco.

Isco está así por ti.

Te has cargado a Isco, zorra.

Puta Isco Alarcón y Puta Sara Sálamo.

 

Puta.

Zorra.

Puta.

Tuit de Sara Sálamo

¿Y esto por qué?

Veamos las definiciones de la R.A.E:

 

 

 

Pues nada, ni después de consultar el diccionario llego a comprender los agravios que algunos usuarios de Twitter han dirigido a Sara Sálamo en la red social. Hasta donde yo sé, esa chica es actriz. Quizá sea una tía muy astuta, pero, que se sepa, prostituta no es.

Ah, espera, que veo que el tema está en que su pareja es un futbolista que milita en el Real Madrid y que, por lo visto, no estuvo muy fino en el último partido contra el Valencia. Claro, claro, ahora lo entiendo.

El hombre hace un mal partido y ¿de quién es la culpa? De su mujer, obvio.

Esto ha pasado siempre: detrás de todo buen hombre hay una puta/zorra jodiéndole la vida. Pobriños míos. Y cuando los deportistas de élite tienen una relación con una mujer famosa, ella será, sin ápice de duda, la causante de su fracaso.

Y, además, como es conocida y tiene un nombre, apellidos, y perfiles en las redes sociales… barra libre de insultos y acusaciones estúpidas y machistas. Que hay por ahí mucho machirulo acomplejado (afortunadamente no son tantos, pero sí son ruidosos) parapetado detrás de un teclado y una pantalla, lanzando mierda hacia las mujeres. Porque están tan llenos de ella por dentro que tienen que dejarla salir de algún modo, y qué mejor forma de sacarla que exhibiendo su triste y repugnante esencia en las redes, ese lugar en el que se puede exponer/opinar/mentir/vejar/insultar y lo que sea con total impunidad.

Pobrecillos esos hombres cobardes y frustrados que necesitan culpar a las mujeres de todos sus males, una excusa tan vieja como la propia humanidad. Desde el pecado original, a un bajo rendimiento deportivo o a la ruptura de un grupo, los hombres no toman malas decisiones, no hacen mal su trabajo o se apartan voluntariamente de alguien.

Qué va.

Fue idea de Eva.

Es a causa de Sara Sálamo.

La culpa de todo la tiene Yoko Ono.