Hace unos días, inesperadamente y sin previo aviso, The Cut anunció que los pantalones de tiro bajo volverían a nuestros armarios dentro de muy poco. Sí, sí, esos que triunfaron en los años 2000. Los que llevaban Paris Hilton, Britney Spears, Rihanna o algunas de vosotras. Porque yo esos pantalones no me los pude poner jamás, ni ganas. Más que nada porque me pusiera una talla 40 o una 48, la barriga siempre, siempre, siempre se me salía por encima del pantalón. Y no mi barriga en estado normal, no, mi mongondo bajero que tenía que subirse hacia arriba y se me juntaba con el estómago pareciendo que tenía tres barrigas en vez de una. Y claro eso na había quién lo aguantara.

La gente empezó a ponerse muy nerviosa en Twitter porque parece que no les gusta la idea. Menos mal que alguien tiene un poco de sentido común, aunque parezca imposible que sea en Twitter.

Todos sabemos que las modas son cíclicas porque está todo inventado, estamos de acuerdo, pero hay modas que han sido errores garrafales, catástrofes visuales, horrores que han dejado secuelas psicológicas. Como por ejemplo, las permanentes con el pelo cardado de los 80, los chándal de táctel (esos de plasticucho que si hacía calor ardías), las deportivas con unos 12 cm de plataforma que parecían los zapatos que usaban los cojos en los pueblos pero como si fueras coja de los dos pies… y un largo etcétera que tampoco hace falta enumerar porque me va a dar un brote psicótico.

Por lo tanto que vuelvan esos pantalones malditos que no le quedan bien a nadie, porque hacen un culo pequeño, las piernas cortas y tres barrigas a no ser que seas de las que tienes la barriga metida para adentro o te lo curres en el gym y tengas la tableta de Suchard en la cintura. Que no es por nada, pero si eres de estas,no hace falta que vuelva la moda porque tu cada verano te los pones igual para lucir lo que tanto esfuerzo te ha costado tener esa cintura. Pero los demás mortales, pues no nos es necesario.

Es que me veo venir que en alguna pasarela sacan junto al pantalón bajo el tanga por fuera enseñando el hilillo, y en cuanto se lo ponga Dulceida y cuatro reinas más del Bershka, pues todas otra vez de nuevo por las calles creando traumas a diestro y siniestro.

 

Igual de inncesario que  la estúpida moda de que los hombres vayan haciendo el ridículo en invierno con los pantalones pitillo remangados y los tobillos al aire. Que algún día pasará. Y cuando veáis vuestra propias fotos con esas pintas os avergonzaréis. Y los visionarios que ya pasamos hoy vergüenza por vosotros os miraremos con cara de pena y os diremos: «Ya te lo decía yo, pero no me hacías caso».