Hace ya algún tiempo que me di de baja emocional de Instagram y me pasé al universo Tiktok.  Un lugar donde,  a priori, todo parece más inocente y divertido.

Una plataforma donde las nuevas generaciones se distraen bailando, haciendo trends y compartiendo su rutina con un rollo muy guay, la verdad.

Como pasa en las relaciones, todo es genial al principio. Con cada “swipe up” te enganchas a ese entretenido mundo. Además, los vídeos que cuelgas tienen miles de reproducciones y eso hace que tu ego ADORE esa nueva red social.

Participas de trends a simple vista “blancos”, tu contenido se viraliza y subes seguidores rápidamente.

Pero, poco a poco, te das cuenta que no es oro todo lo que reluce: Ahora mismo corre una tendencia que, me temo, tiene de todo menos inocencia.

Una tiktoker – si, así se llaman las estrellas del firmamento tik tok– hizo un video subiéndose a una báscula, pidiendo por favor no pesar más de  50 kilos porque eso significaría estar gorda.

Esa chica, un joven de no más de veinte años, recibió kilos y kilos de hate. Más de 50, creedme.

Lo que dijo no está bien. Nada bien.

Esta influencer tiene 2,2 millones de seguidores en una plataforma dónde la gran mayoría de usuarios son adolescentes.

Chicos y chicas que están formando su personalidad y que podrían ver verdad en sus equivocadas palabras, y desarrollar de esta manera una “relación insana con la comida”.

Volvamos al hate. (Odio)

Ese vídeo tuvo tantísima repercusión que se creó una contratendencia en la que las chicas hacían videos dónde ponían su peso y mandaban a freír espárragos – suavizando la expresión- a esa tiktoker. Y, ¡oh, sorpresa! También se hizo viral.

Eso tampoco está bien. Nada bien.

Porque al final es una niña diciendo niñerías. Eso sí, con una audiencia equiparable  a la que tiene Sálvame diario una tarde cualquiera.

¿Qué conclusión podemos sacar de toda esta historia?

  • Esa plataforma no es tan blanca e inocente como pensaba al principio.
  • Las jóvenes de hoy en día tienen la presión de los kilos en su ADN.
  • Las redes sociales pueden fomentar el odio.
  • El odio sólo llama al odio.
  • Hay que vigilar muchísimo donde pasan sus horas nuestros jóvenes.
  • Cuidado a quien seguimos en las redes. ( no todo el mundo merece nuestro Follow)
  • No todo vale para hacerse viral en las redes. Nuestra autoestima no debería medirse en likes.

Y es que al final, con el paso del tiempo, vas conociendo más a tu pareja, y dejas de idealizarla. Ves sus luces y sus sombras, y te quedas a su lado porque te encanta su luz.

Pues, amigas: esta plataforma que me enamoró perdida y ciegamente también tiene su oscuridad.

Es nuestra responsabilidad decidir si queremos vivir en la luz o en la sombra. Tanto en las redes… como en la vida.