Y de repente…volvió. Así es la vida, cuando menos te lo esperas, cuando menos te conviene, cuando peor te viene, aparece lo mas inesperado, lo que pensabas que no volvería a suceder, lo que no recordabas, o no querías recordar.

Y eso me pasó, un día de repente, noté algo que hacía mucho que me había encargado de que no sucediera: mi corazón volvió a latir.

La verdad, no fue algo mágico, nada de película. Fue algo real, algo natural. Por primera vez en mucho tiempo me estaba permitiendo a mí misma dejarme llevar, relajarme, respirar y dejarlo fluir. ¿Las razones? No lo sé. A lo mejor estoy cansada de aguantar la coraza, de la rigidez.

 

Tras salir a flote después de la tormenta, tras recuperar la calma, la “estabilidad”, mi no estar bloqueada. Me engañaba a mí misma y lo sabía. En secreto seguía castigándome por aquella ruptura. Por aquel amor perdido. El amor de mi vida.

No fue mi culpa, lo sé. Fue la vida. Pero me he castigado a mí misma durante muchísimo tiempo, no dejándome vivir la vida como  me merezco. Creí que había pasado página, pero no me había dejado a mí misma avanzar. A modo de castigo.

Pensaba que no había encontrado a otra persona porque simplemente no había aparecido. No quería enamorarme, eso lo sabía; pero pensaba que si aparecía la persona correcta, mi corazón se desbloquearía de manera instantánea sin que yo pudiera hacer nada.

La verdad es que ahora creo que no es del todo así. Podría haberme enamorado antes. Es cierto que he conocido a personas que merecían la pena en estos años. Pero no me he dejado a mí misma ir mas allá.

Y ahora, ¿Por qué es diferente?. Sería precioso decir que es el hombre ideal, que es mi príncipe azul; pero me temo que no. Es una persona normal y no, no ha aparecido en mi vida en una carroza de caballos; de hecho ya estaba desde hace un tiempo y no le había  visto, como siempre hago.

Y sin embargo, algo es diferente, algo ha cambiado en mí, que de repente me he dejado vivir. Me he dejado tener incertidumbre. Porque vivir es estar abierto a todo, sabiendo de ante mano que se va a sufrir. Pero, ¿sabes qué?, que uno no puede vivir atado eternamente. Y ahora he decidido vivir con todas las consecuencias. Y sentir con todas las consecuencias.

No le voy a quitar mérito a él, porque parezco muy fría. Le doy las gracias porque, dure lo que dure, siempre le recordaré como el héroe que logró sacarme el corazón a flote. Y me hace sonreír. Pensar en él me hace sonreír.

Se llama Yuri y me obliga a dejarme llevar. Y eso me hace bien. Y me cuida. ¿ y sabes qué? Que me apetece que me cuiden. Y me merezco que me cuiden.

Siento a veces que le tengo que dar explicaciones a alguien por estar ilusionada con él. ¿y sabes qué? Que no es así. Julia, te mereces ser feliz. El rato que dure. Como si es toda la vida. Te mereces vivir.

No le tengo que dar explicaciones ni excusas a nadie, ni a mi misma tampoco. Vale ya de autofustigamiento y vale ya de nubes negras. ¿ sabes qué? Que esta vez no le voy a dejar pasar. No voy a hacer lo de siempre. No voy a huir ni a crear muros. Los puse y casi le pierdo. Y ¿sabes qué? Que esta vez no. No con Yuri.

No me deja bloquearle. 

Y le doy las gracias.

Este es el principio de una historia rara y normal, cuyo futuro sigue abierto. Es una historia de vencidos que se hacen vencedores, así que, termine como termine, el final será feliz.

Mari