«El machismo ya no existe, eso era en tiempos de Franco.»

Cuando era adolescente salía a correr todas las tardes. Todas. Y mi padre TODAS y cada una de ellas me imploraba que no lo hiciera, que no saliese sola a correr. Mi respuesta era siempre la misma.

– Papá, que a mí no me va a pasar nada. Seguro que si fuera un chico me dejabas salir tranquila. 
– A los chicos no los raptan ni los violan.
Respondía con la voz quebrada. Muy consciente de la dolorosa certeza de sus palabras.
Nunca dudé en acusarlo de machista por tratar diferente a un supuesto e inexistente hijo varón y a mí. Él tampoco dejó nunca de pedirme que no saliera a correr.
Hoy, con veintitrés años, mi padre sigue advirtiéndome cuando salgo a correr. A veces, incluso me acompaña con excusas poco elaboradas y yo no insisto en negarme porque hoy han encontrado el cuerpo de Laura y el padre de Laura podría ser mi padre. El padre de Laura podría ser tu padre. Laura podríamos ser todas. Pero ninguna somos Laura, al menos, no hoy.
Y se supone que debemos dar las gracias. Gracias por haber vuelto a casa vivas. Gracias porque hoy no nos han violado. Gracias porque hoy no nos han secuestrado. Gracias porque hoy no nos han matado. Gracias porque hoy lloramos otra muerte que no es la nuestra. Gracias porque no es nuestro padre el que llora. Gracias porque mañana quizás nos maten, pero hoy estamos vivas.

La rabia me arde en el pecho cuando escucho a alguien llamarnos paranoicas, exageradas, feminazis. Las asesinadas somos nosotras, cada día, por el mismo motivo: somos mujeres.

No voy a comulgar con la idea de que el machismo está superado mientras sigan muriendo mujeres, no puedo mirar hacia otro lado mientras mi padre me siga pidiendo que lo avise cuando me hayan recogido, porque todas sabemos lo que eso significa: «avisa de que sigues viva, cariño».

Descansa en paz, Laura.

Texto de Raquel Pires para WeLoversize