Laura Velasco es una de las nuevas concursantes de Gran Hermano Revolution. Laura es farmacéutica. Se independizó con 20 años y se compró su piso con 23 sin ayuda de nadie. Laura es una mujer segura de sí misma y tiene una relación con su novio desde hace 5 años. Pero no estamos hablando de Laura porque sea farmacéutica, o porque sea joven y con éxito, o porque sea guapa. No. Sólo es noticia porque es transexual.

Esto no es nuevo en Gran Hermano ya que han pasado otros concursantes transexuales como Nicky Villanueva, Amor Romeira, Hans Marcus o Desirée Rodríguez. Pero se sigue utilizando la identidad de género como arma arrojadiza y como elemento de morbo.

El otro día en Sálvame, Kiko Hernández alimentaba la bomba anunciando:

Hay una concursante que no es quien dice ser, alguien que entró en la casa que no siempre ha sido una chica, que al principio fue un chico

Ha borrado todo rastro de cuando era hombre, de cuando era chico

Esta persona ha sufrido un cambio de género

No Kiko. Laura no es ni ha sido nunca un chico. Y el género no se sufre, ni se escoge como si fuera una tarifa de móvil, simplemente se siente. Y sí, el lenguaje es importante, porque las palabras pueden definir, confirmar u ofender. Y cuando se habla desde una plataforma a la que llegáis a millones de personas, hay que hablar con empatía, pero sobre todo con conocimiento sobre un tema del que hay poca visibilidad.

En la gala de Gran Hermano, tras la polémica, Jorge Javier comenzó diciendo que “Laura es una mujer transexual”, a lo que la madre de Laura Velasco contestó “no, Laura es una mujer, una mujer valiente”.

Porque a pesar de que vamos muy de modernos, nos encantar colgar etiquetas. Y ser transexual debería ser tan normal como tomar café, o salir a correr, o ser de Cuenca. Y cuanto antes lo normalicen los medios, llegará un día en que una persona transexual no será noticia por serlo.

@LuciaLodermann

Foto destacada