Hola, soy Emma, me conoceréis por odiar cosas y personas constantemente. No es que lo haga a propósito, es que no lo puedo evitar. Total, que con el rollo este de hacer cosas durante unos días a ver lo que pasa, pues decidí decirle a mis amigos que les quería durante una semana a ver lo que ocurría. Pero se lo dije a los que quiero de verdad, no a los que me importan un carajo. A los cinco, bueno cuatro, tres… Es igual, a los que quiero y punto.

Y lo que pasó fue: El primer día se sorprendieron y no sabían muy bien si les estaba tomando el pelo, o es que me pasaba algo, ya que jamás les he dicho que les quiero a ninguno de ellos. Mi amiga Raquel, me preguntó si me pasaba algo, y al decirle que no, que solamente la quería, me mandó al carajo.

Ese es uno de los motivos por lo que la quiero. Por su gran delicadeza.

En mi chat de amigas se lo tomaron a cachondeo, preguntándome si había hecho arroz, si había tenido una noche de sexo con Jason Momoa, o si tenía fiebre.Al segundo día ya empezaron a mosquearse con mi dosis de amor. El tercer día se cachondeaban ellos de mi, con frases tipo: ¿Estás borracha? ¿Te has quedado embarazada? ¿Tienes altibajos emocionales? ¿Te han dejado de hablar tus otros amigos y no quieres perdernos?

El cuarto y el quinto día me enviaron directamente a un sitio donde la gente va y no suele volver. Y me empezaron a decir pesada. Normal, que alguien tan borde como yo se pase cinco días seguidos diciendo «Buenos días os quiero» como si lo hubiera poseído Mr.Wonderful es para darle dos tortas por lo menos. Al menos yo lo hubiera hecho, bastante paciencia tuvieron.

Pero el último día se empezaron a preocupar, algunos hasta me preguntaron por privado si tenía alguna enfermedad, o si me encontraba bien realmente. La única persona que se extrañó pero me dijo que le encantaba hacer recibido ese mensaje fue una de mis amigas, una que es especialmente sensible, y a la que jamás tampoco le he dicho que la quiero. Me escribió esto:

«Me encanta que me lo digas, eres muy mona por incurrir en tal cursilería por mi… Aunque me preocupa a la vez, porque tú no eres así».

Cuando le aclaré que no me pasaba absolutamente nada que solamente se lo quería decir porque nunca lo hacía, ella respondió:

«Me ha emocionado ver tu mensaje, porque ya nadie dice cosas así sin un motivo. Yo también te quiero».

Es evidente que las respuestas de mis otros amigos me hicieron reír mucho más y que me divertí muchísimo sacándolos de sus casillas, pero el de ella me hizo pensar en lo poco que decimos a las personas que realmente queremos «Te quiero». Yo al menos, no lo hago nunca, y creo que de vez en cuando pues no va mal.

una señorita no debe decir I love you

Porque aunque lo sepan, cuando ellos te responden «Yo también te quiero» es muy gratificante. No hace falta cada día, al menos a mi, me empalagaría. Ni siquiera cada mes. Pero sí de vez en cuando, en un día que los echas de menos, en un día que los necesitas, o en algún momento donde se han portado como si fueran tu familia. En esos días que no tienes que decirles lo que te pasa porque ya lo saben solo con verte, y te sacan una sonrisa, o te llevan de cañas, o incluso de borrachera un martes. Sabiendo que al día siguiente moriréis pero juntos. Que odiar juntos une mucho, y hacer reír aún más, pero querer también.

Por lo que de esta semana he aprendido que aunque soy arisca hasta decir basta, y me sale mucho mejor mandar al carajo que decir algo agradable, de vez en cuando un «te quiero» te da el mismo placer que un «vete a la mierda» a tiempo. Os recomiendo que lo probéis.