Conoces a un chico y todo parece ir bien hasta que empieza a hablarte de su madre, pero mucho. Tu ya empiezas a olerte algo raro, que sí que es normal que hable de ella, pero de una ligerita dependencia maternal a ser Norman Bates hay un paso y lo sabes.

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Estamos hablando de treintañeros, hombres con una cierta edad e independencia, que cuando están con su progenitora se transforman en niños de 7 años. Seguro que vosotras podríais contarnos algunas señales pero os vamos a mostrar unas cuantas para que en cuanto lo detectéis salgáis corriendo, porque chicas no seáis ingenuas, madre solo hay una y a ti te encontró en la calle.

1. La madre le sigue comprando la ropa.  Y no me refiero a solo los calzoncillos, la madre sigue comprándole su vestuario o una variante más creepy aún, él se compra la ropa pero su madre tiene que darle el visto bueno. Sí chicas, esto existe, treintañero que cuando se compra ropa tiene que pasar por la criba de sus estilista particular, su personal shopper que es la madre que lo parió. Da igual las excusas que te pongas, cariño, eso no es normal.

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2. La madre le compra los condones. Sí, ese tío está cerca de la cuarentena con edad de tener varios churumbeles pero la madre es la que se encarga de su contracepción. Y digo yo, ¿sabrá la madre si los prefiere nature, extrasensitive o retard? Bueno retard es él un poco, pero es que no me imagino a la madre llamándolo desde la farmacia y diciéndole ¿Paco, hijo, que dice la muchacha que si normal o XL pero yo creo que tu de XL no eres, verdad? Pues eso, si os encontráis con un chico cuya madre le aprovisiona de preservativos huid como alma que lleva el diablo.
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3. Come con su madre todos los días. Aunque ya esté independizado y viva a 50 kilómetros. Da igual el planazo que le propongas, que tengas una barbacoa o que vuestros amigos os inviten a comer en su casa, él tiene que almorzar con sus padres. Vale que las croquetas de su madre merezcan 3 estrellas Michelín pero hay vida culinaria más allá de su adorada señora madre. Si es de los de este tipo es otra señal para que no vuelvas a contestar sus llamadas.
4. Hace todo lo que le diga su mami. No quiero utilizar la palabra calzonazos porque me parece machista pero en este caso no se me ocurre otra mejor para esta señal. El Calzonazos o mom’s slave (me lo acabo de inventar, qué pasa) es aquel que hace todo lo que dice su madre, sin dudarlo. Tú le pides cualquier cosa, si tú, esa mujer que supuestamente adora y te pondrá alguna pega, estoy cansado, ve con una amiga, no tengo tiempo, pero cuando se lo pide su madre  jamás le dirá que no. Da igual que sea algo tedioso o que pueda llevarla su padre, hermano o ir sola. Es lo que tiene ser el ojito derecho de mamá, si ella le pide algo él solo se limitará a decir Si, Bwana, da igual que ya tuvierais una mesa reservada para cenar o un cumpleaños. Mala suerte, chica.
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5. Te oculta a su madre. Si descartamos la primera opción que es que tenga a su madre disecada en el armario la otra opción es que quiere que la conozcas porque nunca serás lo suficientemente buena para ella. Y esto es así amigas, te pondrá excusas de cualquier tipo pero la razón es esa. Su mami lo adora tanto que es imposible que ninguna mujer sobre la faz de la tierra sea merecedora de su amado hijo. De ahí que le compre tantos condones porque a ver si eres una petarda cuya intención es quedarse preñada y cazarlo.
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Aunque os parezca exagerado este tipo de chico es más común de lo que pensáis así que andad con los ojos muy abiertos antes de que lo descubráis demasiado tarde. ¡Consejo Loversize!

Autor: Cristina A. Alonso