Me asusta pensar en cómo de podridas deben estar las cabezas de algunas personas para que en 2018 sigan sintiendo la imperiosa necesidad de opinar sobre el cuerpo de los demás gratuitamente y uno de mis propósitos de año nuevo es seguir denunciando todas cuantas barbaridades me encuentre por la red. Es que de verdad, me llevan los demoños… ¡que se vuelvan ya a la cueva, joder!

Hoy me despertaba con esta nota del Huffington Post en la que nos cuentan el zasca que la modelo e influencer Laura Escanes (stop ya el tema de «la mujer de Risto Mejide», por favor) le mete a una señora que dice ver una lorza en una fotografía de Instagram. Esta muchacha me es bastante indiferente pero al césar lo que es del césar, la respuesta es bastante estupenda:

De verdad cielo, fíjate en otras cosas y no te obsesiones con el cuerpo de las mujeres u hombres que ves por la calle o en fotos. Cada cuerpo es un mundo. Lorzas dice. Yo digo mala educación. Y como dice @ristomejide lo mío se podría cambiar en un gimnasio (si quisiera y me viera mal de salud) lo tuyo me temo que no (aunque espero que sí, por el bien de todos).

Me fascina por la razón que tiene y por el puntito pasivo agresivo (que es lo que más le jode a estos trollsitos de la vida). Porque, como dice Laura, es de muy mala educación y de muy poca sensibilidad. Para empezar porque no hay nada de malo en tener las lorzas, siguiendo porque nadie sabe qué se esconde detrás de esa supuesta lorza y para terminar porque «cada cuerpo es un mundo» y nadie, absolutamente nadie, debe sentirse legitimado para vomitar lo primero que se le pase por la cabeza para atacar a otra persona por una cuestión de físico, sea famosa  o no.

Pero es que, además, ¿dónde carallo hay una lorza ahí? Creo que la señora debe sufrir algún tipo de trastorno dismórfico visual que le hace ver chichas everywhere, porque no se entiende. Si una chica con una belleza y un cuerpo tan normativo como el de Laura Escanes recibe estas palabras sin sentido, imaginaos lo que puede llegar a sufrir una corporalidad que se salga del canon. Quiero pensar que estos seres de internet no son conscientes del daño que pueden llegar a hacer (tanto a quien haya recibido el comentario como a otras chicas que lo lean, se miren al espejo y se sientan fatal porque ellas sí que tienen lorzas o whatever) y que sueltan esos comentarios sin pensar, para sentirse un poquito mejor en sus miserables vidas.

Recordemos que hace unos días su marido, Risto Mejide, ha sufrido comentarios gordófobos metiéndose con su peso y su físico. Contestó como solo él sabe, con ironía y callando bocas. Nos mola mucho que esta pareja no se calle y se sume a la lucha contra el bullying de cualquier tipo.

“Vaya, por alguno de vuestros comentarios parece que este año tampoco desfilo en la pasarela de NYC. Una pena lo que se pierde el mundo de la alta costura, con lo importante que sabéis que ha sido mi físico para llegar hasta aquí. Y otra pena que aún haya gente llamando gorda a gente y lo haga con ánimo de insultar. Puede que haya ganado algunos kilos, sí. Pero lo mío se corrige en un gimnasio. Lo vuestro, no. Os dejo, que se me endurecen los polvorones”

 

Afortunadamente la gente cada vez está más concienciada con estos temas y a esta señora le ha caído la del pulpo… tanto, tanto que ha borrado el comentario. Así que: sentido común wins.