Mi ya no tan corta vida, se ha ido forjando a base de  “Antes y después”. Y sí, se pueden tener varios sin morir en el intento. Van desde los más relevantes, como por ejemplo, el dejar la carne para siempre o el día en que descubrí que tener perro era lo mejor del mundo mundial. Hasta los más tontos, pero no por ello menos importantes, entre los que destacan: el deshuesador de aguacates, el autobronceador, las Bandelettes, los cuelga – fáciles o la pintura de pizarra. Y es de esta última la que os voy a hablar hoy. Antes de empezar, quiero advertiros que una vez que empiezas, ya no puedes parar. La pintura de pizarra es algo así como los frutos secos de la decoración y si no tenéis cuidado, podéis terminar hasta queriendo empizarrar a vuestra madre. Dicho esto, allá voy.

Poniéndonos un poco en modo práctico, os voy a dar una serie de pautas, para que tengáis más claro de que va esto de la pintura de pizarra o como dirían los finolis de mi gremio: la Blackboard paint/ Chalkboard paint
¿Dónde puedo aplicarla?
A pesar de que principalmente se pensó para su uso en paredes, hoy en día puedes aplicarla prácticamente sobre cualquier superficie: Metales, porcelanas, plásticos o madera. Eso sí, como la voz de la experiencia en estas cosas, os desaconsejo aplicarlo en superficies que no sean lisas. Como por ejemplo en la gota (el gotelé de toda la vida), hacedme caso, sino, os espera un “La que has liado pollito” pero a lo grande.
¿Cómo aplicarla?
El rodillo será tu aliado incondicional. Por favor, nada de brochas.
¿Cuántas capas son necesarias?
Lo que mola aquí es que la superficie quede tupida, así que os aconsejo que por lo menos, calculéis pintura para dos capas. No seáis tacañones.
¿Tengo que hacer algo antes?
Si vas a pintar sobre madera, tendrás que aplicar una base selladora antes para que la pintura quede bien y no se vaya descascarillando después.
¿Cuánto tiempo tengo que esperar hasta poder escribir encima?
¡Mucho ojito con esto! Tienes que dejar el plazo de una semana. La pintura no solo tiene que estar seca, sino que se tiene que quedar bien dura antes de empezar con los garabatos.
¿Todas las tizas valen?
No. Tienen que ser tizas blandas, las de toda la vida vamos. Si usas las duras (véase las que venden en los chinos) ten por seguro, que además de rayar la pintura a la mínima que borres, tu dibujo va a convertirse en una nueva vanguardia pictórica inclasificable y lo que es peor, casi imposible de borrar. Nota: Si eres de los que quiere la pizarra como elemento meramente decorativo, tienes a la venta unos rotuladores efecto pizarra estupendos. No enguarrinan tanto como la tiza y también se pueden borrar.

Bueno vale, creo que después de leer todo este rollo macareno que os he soltado ni Perry va a querer atreverse con el invento. Pero os prometo que está tirado y que si sigues bien los pasos el resultado es chulísimo. Si yo que soy la persona con menos paciencia del universo he podido, vosotros también. De todas formas, como esto me lo temía, tengo un plan B para convencer a los que con tanta instrucción, les ha entrado un poco de canguelo: fotos de lo bien que queda.