Hoy es un día extremadamente triste y me cuesta mucho gestionar bien la rabia.

Cinco señores VIOLAN a una mujer y son absueltos del cargo de agresión sexual. Nos morimos de miedo, de asco y de todo, porque esto puede llegar a sentar precedente judicial y porque, una vez más, se criminaliza a la víctima. ¿Qué coño pasa en este país? ¿Qué tipo de garantías de seguridad tenemos las mujeres si tenemos que demostrar que no hubo consentimiento? Pareciera que nuestra palabra y denuncia nunca es suficiente mientras que los agresores, violadores y maltratadores campan a sus anchas.

Si nos violan y no gritamos, si nos «dejamos hacer» presas del pánico y por pura supervivencia, es un abuso sexual continuado. Si nos penetran y someten entre cinco desconocidos en un portal y no somos capaces de articular palabra: no hay violencia, no hay intimidación, hay abuso sexual continuado. No soy una experta en leyes pero está todo clarísimo: si no nos resistimos la culpa es nuestra, si llevamos minifalda la culpa es nuestra, si estamos borrachas la culpa es nuestra, si no somos capaces de decir no estamos consintiendo la culpa es nuestra. Este es el mensaje que manda a la sociedad un sistema judicial patriarcal que no nos protege porque interpreta que la culpa es nuestra.

Según los señores jueces no hubo violencia sexual, hubo prevalimiento. O sea, cinco señores imponen su superioridad física y numérica pero nos quieren hacer creer que no, que no hay violación ni intimidación. Es abuso sexual continuado. Los 18 minutos de sometimiento sexual a una mujer por parte de cinco seres de la caverna que se jalean entre ellos y graban la escena, son 9 años de cárcel y 50.000 euros de multa (cuando la fiscalía pedía 22 años y 10 meses, con una indemnización de 100.000 euros). ¡Qué barato sale violar en España! ¡Qué barbaridad!

Dentro de un año los miembros de la manada, de los que hay cuatro que tienen pendiente otro juicio por otro delito sexual (oh, wait…), ya habrán cumplido un tercio de su condena y tendrán derecho a permisos penitenciarios. ¿Qué hacemos con esto? Es terrible pensar que nuestras vidas y nuestra dignidad están en manos de semejante interpretación de la ley y da una idea del nivel de impunidad del machismo.

Pero ahora la manada vamos a ser nosotras y van a arder las calles porque queremos justicia pero justicia real, no de la que nos dice que tenemos que ser valientes, de la que lucha porque seamos libres. 

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Y no, nos olvidamos de vuestras caras ni de vuestros nombres. 

C., estamos contigo. Somos tu manada. Si tocan a una, nos tocan a todas. Autodefensa feminista.

 

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