Cuando era adolescente la crisis todavía no nos había invadido y yo aún llevaba una talla aceptable para trabajar de cara al público, una 42-44. Tenía unos muslos prominentes pero apenas tenía barriga y se me podía catalogar como rellenita o gordita pero no sobresalía demasiado del resto de chicas.

Terminé bachillerato pero fui de las que dejaron asignaturas para septiembre y de las que no tenían claro si realmente quería ir a la universidad. No sabía que quería estudiar, dudaba mucho al respecto.

Así que al acabar septiembre me puse a buscar trabajo. Por entonces lo que más quería era tener independencia económica. Eché unos 20 currículums por diferentes tiendas y comercios y me llamaron de una tienda de golosinas/encurtidos. Exacto, el mayor peligro para una gorda pero por entonces no era consciente de la exposición continua a mi mayor vicio. Engordé unos 10 kg en los 4 meses que estuve allí trabajando. Posteriormente hice una entrevista en unos cines y me cogieron a media jornada.

161206-news-this-is-us-chrissy-metz-hplg

En los cines descubrí mi pasión por las películas y por el CINE. Algo que siempre había llevado dentro de mí pero nunca había descubierto a ese nivel. Ver más cantidad de películas y compartirlas con mis compañeros cinéfilos hizo que pasara más tiempo sentada y menos practicando deporte. Hacíamos quedadas, visionados de clásicos, palomitas y poco moving.

Pasado un año una amiga y yo dimos el paso y quisimos hacer de nuestra pasión una profesión, estudiamos audiovisuales. Durante el último año estudie un master en el que pasaba mucho tiempo sentada, mucho tiempo delante del ordenador y el vivir fuera de casa hizo que la comida fuera saludable sólo a ratos y continué engordando.

Hace 3 años dije basta y volví a tener hábitos saludables y deportivos. No sólo por querer adelgazar para tener mejor aspecto sino porque no me reconocía. Antes siempre era más deportista y movida. Pero no es tan sencillo mantenerlo. Siento que es una paradoja porque cuanto más tiempo paso sentada delante del ordenador, menos aceptable me vuelvo para un puesto de cara al público. Porque aún no puedo vivir de mis ingresos de fotógrafa y necesito combinarlos.

showclip1_vidpic_120616_1280Copy_ren640

He dejado de intentar trabajar de camarera ya que mi cuerpo no les interesa que esté detrás de una barra de bar. He dejado de intentar trabajar en tiendas que aunque vendan ropa de mi talla no les interesa mostrar en cuerpos serranos. La crisis se ha puesto muy nazi con la gente que está de cara al público. Sólo les interesan cuerpos delgados y caras bonitas. Y sí, de vez en cuando veo una chica curvy o un chico xl vendiéndome algo de forma ultra simpática y ultra amable como justificando su cuerpo con exceso de amabilidad.

Cuando te planteas seriamente adelgazar drásticamente sólo por encontrar un trabajo con mayor facilidad es cuando te das cuenta de que la sociedad una y otra vez te va a estar recordando que no encajas en su perfil por muy trabajadora, sonriente, enérgica y saludable que seas.

Anónimo