Todas estamos enganchadísimas a la maldita serie de Netflix que no nos deja tiempo para vivir y, querida mía, si tú no lo estás la verdad es que no entiendo que estás haciendo right now con tu life.

Yo comencé a verla por dos cosas: me dijeron esa típica mierda que odio de ‘buah, es buenísima, no parece ni española’ (HAY SERIES ESPAÑOLAS BUENÍSIMAS, ME CAGO EN TODA MI ESTAMPA) y porque vi un monólogo de Berlín que, a ojos de esta humilde proyecto de actriz es acojonantemente bueno.

YouTube video

Pues eso, entre las buenas habladurías y este vídeo que me encontré por el TimeLine de mi Facebook me decidí a darle una oportunidad y, joder, no sé por qué no lo hice antes.

La serie es buenísima, calidad Netflix, eso habla por sí mismo. Pero es que el reparto es TAN bueno que jolin, me pongo cachonda de pensarlo. Me gustan todos, ellos y ellas, me gustan mucho, porque trabajan maravilloso, porque son españoles y porque no puedo evitar pensar eso de ‘jo, que lástima no trabajar yo ahí’.

Pero bueno, hablemos de lo que hemos venido a hablar, que me lío:

LAS PEDAZO DE MUJERAZAS QUE ESTÁN EN ESTA MADLITA SERIE.

Tan distintas entre ellas, tan distintas a lo que acostumbramos a ver, tan distintas a lo nos han acostumbrado a ver. No hablo de las actrices, ante las cuales me quito el sombrero, hablo de los personajes, de el día a día de esas mujeres ficticias, de lo que transmiten sus vidas.

Voy a hablar de tres, aunque perfectamente se puede tomar como referencia a cualquiera de las que salen encabezando este post y a las más ‘secundarias’ (siempre he odiado esa palabra).

Raquel, mujer maltratada, madre, hija y al frente del equipo policial que se encarga de llevar la negociación del mayor escándalo que le ha sucedido a España en décadas. Es la responsable de tomar decisiones, de llevar la voz cantante, de lidiar con hombres que cuestionan su valía. Vemos a una mujer fuerte, decidida, dueña de sus actos y de su persona. Vemos a una súper heroína capaz de combinar su trabajo, con su maternidad, con el cuidado de una madre con alzheirmer, con la aparición de un posible nuevo amante y con el juicio pendiente de su marido maltratador; y todo ello sin volverse loca y pegarse un tiro en la cabeza a la primera de cambio.

Vemos cómo cae, cómo tropieza, cómo se agota, cómo se derrumba, pero también la vemos levantarse a cada caída, luchar por cada causa, pelear cada segundo. Esta mujer es un ejemplo de SEÑORA, dueña de su vida y capaz, muy capaz, de sobrevivir en un mundo liderado por hombres, sin tener que justificarse a cada segundo.

Tokio, la mágica Úrsula Corberó. La cual en mi cabeza siempre ha sido Ruth de Física o Química y aquí me ha demostrado que yo no puedo ser más subnormal porque la tierra no es más grande.

Vemos a una chica de veintipico, segura de sí misma, valiente y con los ovarios más grandes de toda España. Tokio es una mujer sexy, dueña de su cuerpo y muy consciente de lo tóxica que es. Vemos a una chica dura, con las ideas claras y las ganas de pelear con uñas y dientes por todo lo que ella cree que merece.

Vemos cómo se recompone ante la pérdida del amor, cómo se reconstruye ante la perspectiva de un nuevo amor, cómo la chica dura también es dueña de una vena sensible, cómo todas por muy fuerte que parezcamos también tenemos nuestras debilidades, cómo ser guapa no es nunca suficiente y te trae más dolores de cabeza que otra cosa.

Me gusta cómo enfocan su personaje porque a pesar de ser ‘la chica guapa’ no la tratan como tal, es evidente que es un pedazo de tía, pero no todo se reduce a su cuerpo, la tratan como una MUJER y joder, qué pena que no sea siempre así.

Nairobi, Alba Flores. Mi jodida preferida. O sea, no sé si es debilidad por esta mujer lo que yo tengo que me gusta en todo lo que hace o qué, pero de verdad de corazón que su personaje me tiene ganadísima.

Mujer decidida, con principios, con ética, con moral, de barrio, de a pie, señora de andar por casa con valores. Es una titán, hace lo que sea necesario por salvar a la persona que más quiere en el mundo (no hago spoilers), pero jamás antepone el dinero a la vida. Siempre defiende a los desfavorecidos, enseña a los que no saben y comprende a los que no saben explicarse. Es leal, sincera y luchadora, es una maldita leona que se come a algo más que a las mariposas.

Por favor, si necesitáis más motivos que esto para ver esta pedazo de serie yo ya no sé qué mas deciros. Ojalá más mujeres así, reales e inspiradoras invadiendo nuestras televisiones cada maldito día. Las admiro a todas, me gustan más que los personajes masculinos y eso, por desgraciada, no es algo que me pase a menudo.

¡Vivan las mujeres empoderadas y dueñas de sus vidas, coño!