LOS 10 MAYORES PLACERES QUE JAMÁS TE ATREVERÁS A PROBAR

 

Muchas veces me he encontrado con artículos del tipo “10 cosas que no te puedes perder”, “Cosas que no puedes dejar de hacer nosedonde”, y titulares por el estilo. ¿Pero qué hay de los placeres prohibidos?… Esas cosas que a todos nos gustaría hacer pero que por una razón u otra no nos atrevemos. (Vale… se llama ser civilizado. Pero molaría…)

Pues muy bien. Aquí os traigo mi Top 10 de los mayores placeres que en la vida vas a probar.

–  El placer nº 1 no podía ser otro que: mandar a tomar por el culo a esa persona.

Ya sea tu jefe, compañero, cuñado, suegra, … Luego ya es tu casa haces todo el teatrillo en el que le pones a caldo… pero a la cara, nanai, con lo a gusto que te quedarías…

Placer nº2: Tirarte un cuesco en medio del autobús. 

¿Qué hay más placentero que tirarse un buen pedo? Venga… no te hagas la fina… Ese pedo que se macera y cuando sale tiene hasta banda sonora. Pero que si estás en público lo retienes… lo retienes… hasta que se disipa, o revientan tus órganos internos, lo que pase primero.

Placer nº3: Destrozar una tarta que acabas de hacer. 

Sí señoras. La tele hace mucho daño. Todas soñamos con destrozar una tarta de merengue a puñados. Preciosa. Decorada con florecillas. Con esfuerzo. Y luego reventarla como si estuvieras buscando la fuente de la eterna juventud. 

Placer nº4: Quitarte el sujetador en una reunión de trabajo. 

Pocas cosas hay más placenteras que quitarse el suje al llegar a casa. Pues bien… Imaginaros la situación: reunión importante en la que tienes que convencer/vender/presentar lo que sea y tú trajeada, con tacones y encima te aprieta el suje. No me digáis que no sería más fácil hacer tu trabajo con la comodidad de unas domingas colganderas… 

Placer nº5: Reventar el ordenador contra el suelo.

Ese día que no va nada. No se conecta a internet, va más lento que Dora la exploradora explicando sus hazañas y cuando por fin has conseguido algo, te lo borra. No puede existir nada más placentero que coger el puñetero ordenador y estamparlo contra lo que sea. O coger un bate y dejarlo hecho pan rallado. 

– Placer nº6: Irte sin pagar.

Vale… que igual es robar… Pero no hay mayor gusto que lo gratis. La hora de pedir la cuenta y ese camarero que no aparece ni aunque le prendas fuego al mantel. Te levantas tranquilamente y sales por la puerta como si nada. ¡Es que la cena te sienta hasta mejor! Pero no… nos quedamos esperando e insistiendo para pagar. Somos unas pringadas. Honestas, sí. Pero pringadas y pobres.

Placer nº7: Subirle los pantalones a un adolescente por la calle.

¡Madre mía del amor hermoso! Es que algunos lo de los pantalones cagados lo llevan más al extremo que Cantinflas. No me digas que no te daría un gusto tremendo acercarte a ese chaval, subirle los pantalones hasta que le hagan tope con su virilidad, bajarle la capucha de la sudadera, limpiarle la cara pasándole un dedo chupado y decirle “Con lo guapo que estas así… anda… de nada majetón”.

Placer nº8: Rascarse el potorro por dentro.

Pero no en la intimidad del hogar… no… en cualquier parte. Como hacen los tíos con toda la huevada. ¿Quién no ha visto a un tío meterse la mano, recolocarse todo lo que fuera y quedarse tan ancho? Ahí… delante tuyo y delante de quien sea. Y yo mientras tanto con el tanga fusionándose con la raja del culo, la compresa haciéndome las ingles brasileñas, o la braga tan pegada que ya no sé si lo sintético no transpira o es que en vez de un salva slip me he puesto el papel de las magdalenas.

Y te pones a hacer mil posturitas para ver si solventas la situación con discreción, con lo placentero que sería, ahí en plena cola del super, por ejemplo, meterse toda la manaza en el potorro. La misma con la que después le darás las monedas a la cajera.

Placer nº9: Gastarse el sueldo sin pensar.

En plan a lo bestia. Cobrar y de la misma irte de compras y fundírtelo todo. Ni hipotecas… ni facturas… ni ahorros… ¡A tomar por culo todo! ¿Qué gustazo no? 

Placer nº10: Estornudarle a alguien en la cara.

Ese estornudo que viene…. que tú ya notas que tiene la fuerza del mismísimo Thor… Y en vez de soltarlo y bañar a todos los presentes como si fueras un aspersor, lo ahogas y lo desaprovechas en la palma de tu mano. O peor aún… lo silencias cerrando la boca y haciendo que toda su potencia te reviente la nariz y los tímpanos. Me imagino tomando algo con amigas en la terraza de un bar y soltarles semejante estornudo que rocíe un metro a la redonda. Tiene que ser un gustazo. Pero no lo haré. No vaya a crear precedente.

 

Y aquí mi lista de los 10 mayores gustazos que jamás probaré. ¿Y vosotras? ¿Cuáles son vuestros gustazos prohibidos?

 

Marta Toledo