Cuando me enteré de que Ashley Graham estaba trabajando mano a mano con Pronovias para sacar una colección de vestidos de novia con su firma, me puse muy contenta. Y es que sí, planeo casarme más pronto que tarde, y reconozco que el tema vestido me bloquea un poco por cuestiones de talla. Que sí, que ya sé que hay cientos de opciones y tal, pero de verdad que en provincias la cosa se reduce notablemente. Pensar en ir a una tienda y que no haya nada de mi talla, me despierta miedos adolescentes a tope. Así que pensé: «si es una colección creada por la reina del body positive, tiene que haber tallas para todos los tamaños».

Luego ya apareció la magia del internec y de las (a veces benditas) cookies. Me saltó un anuncio en redes sociales que informaba de la presentación de la colección durante tres días en algunos establecimientos de la marca y -¡chorprecha!- mi ciudad estaba en la lista. Así que me apunté y me llamaron para concertar una cita… ¡iba a probarme vestidos de novia, socorro!

Allí nos plantamos mi madre, mi talla 50 y yo, encantadas de la vida. Lo primero que hicieron fue enseñarnos los vestidos que diseñó Ashley. No estaban todos los que son (se supone que hay 15 modelos diferentes), pero eran todos los que estaban. Cuando vi esos seis vestidos inmaculados colgados me entró la risa tonta. Los diseños van desde lo más clásico (rollo princess total), hasta lo más atrevido (JLo style, con bien de encaje, pedrería y de todo), las siluetas están muy bien pensadas para potenciar todo lo potenciable y las telas son una pasada.

No pude probármelos todos porque, desgraciadamente, me quedaban muy pequeños. La muestra que habían llevado a la tienda era más bien pequeña y en los muy sirena no me cabía el culo (juro que oí crujir la tela en más de una ocasión). La verdad es que no tiene mucho sentido que una colección de estas características no tuviera más tallas para probar, una pena teniendo en cuenta que van de la 34 a la 66… Pero vamos a poner la crítica en cuarentena por tratarse de una especie de evento de presentación (por mi parte ya dejé aviso en la tienda de que lo ideal sería que hubiera más diversidad de tallas porque es muy probable que la mayoría de las chicas que pregunte por los vestidos de Ashley Graham sean como yo, de talla grande).

Betty Pedroches preparada para dar las uvas y no respirar nunca más. Como se puede apreciar me queda ENANO, ponérmelo fue un poco drama, pero muy divertido. Hagan ustedes caso omiso a mis bragas, grasias.

Aún así cero trauma, porque la chica que estaba asesorándome se preocupó de traerme vestidos de otras colecciones y al final hasta me tocó hacer ranking para ir descartando. No me cerró ninguno, pero con algunos apaños pude hacerme a la idea de cómo podría quedar ajustado a mi cuerpo al 100%.

De verdad que la experiencia me pareció una auténtica fantasía. Es muy curioso cómo te hace sentir un vestido de esas características y calidades cuando estás acostumbrada a vestir del SheIn (sorry, not sorry). Al ver mi reflejo en el espejo no me lo podía creer y me emocioné bastante más de lo que jamás habría pensado (¡JEJE!). Como cualquier futura novia, yo tengo una idea bastante clara de cómo quiero ir el día de mi boda. Pero he decidido quitarme todos los prejuicios y probarme de todo porque nunca se sabe qué es lo que más te va a convencer al final, que muchas veces nos hacemos una imagen mental que no se corresponde para nada con la realidad.

Es cero mi rollo y no es de la colección de Ashley, pero me queda objetivamente muy bien y eso que las cazuelas de las mamellas eran muy pequeñas

PD: me vais a permitir que no os enseñe todas las fotos con los vestidos de Ashley por si finalmente alguno es el elegido (si los enseño mi madre me mata, literal).