Así es, amigas, me llevé una sorpresa el día de mi cumpleaños y no precisamente agradable. Y es que no sólo pillé a mi novio siéndome infiel el día de mi cumpleaños, es que para colmo no se cortó en hacerlo durante la fiesta de celebración y encima con una amiga mía, que por parte de ella también me dolió lo suyo.

Ocurrió en el puente de Todos los santos, fecha en la que mi pareja, un par de parejas amigas, mi amiga Patri y yo teníamos por costumbre alquilar una casita rural en la que juntarnos un par de días y aprovechar para celebrar mi cumple y los de Fer y Javi, una de las parejas que solían venir y quienes cumplen años con pocos días de diferencia.

Además era la manera de juntarnos al menos una vez al año, ya que Patri lleva años viviendo en Inglaterra, Fer y Javi en Barcelona, la otra pareja en Madrid y mi ex, Marcos, y yo, en la zona de Cáceres, razón por la que hacía mucho que no podíamos quedar para cenar o tomar una caña un día cualquiera.

En aquella ocasión habíamos elegido un pequeño pueblo de la provincia de Zaragoza, por lo que Marcos y yo quedamos en pasar por Madrid para recoger a Pilu y Juan, la pareja que vivía en Madrid, mientras que Fer y Javi vendrían desde Barcelona y Patri anunció que llegaría más tarde, ya que, aunque saldría también desde Madrid, necesitaba pasar antes por su casa, pues llegaría ese mismo día de Londres y lógicamente quería ver a sus padres y descansar un poco.

El primer grupo, los que salíamos de Madrid, llegamos a eso del mediodía, y Fer y Javi no tardaron más de dos  horas en reunirse con nosotros. Todo transcurrió con normalidad, comimos juntos y repartimos las habitaciones sin esperar a Patri, que ya había anunciado que aún le quedaba un rato y que como ella iba sola le daba igual, no le importaba quedarse con el sofá cama del salón.

Yo estaba deseando que llegase, porque aunque a todos los consideraba amigos míos, era cierto que en realidad eran del grupo de Marcos de toda la vida y que Patri era la única que venía ‘’de mi parte’’, por así decirlo. Tenía muchísimas ganas de verla y ponernos al día, de sentarme a hablar con ella de todo un poco y de ayudarnos la una a la otra con los disfraces de Halloween, porque sí, una de nuestras tradiciones era precisamente la de aprovechar para disfrazarnos, beber, bailar y hacer el mamarracho.

 

Patri se retrasó más de lo previsto y para cuando llegó ya estábamos todos disfrazados, Juan y yo nos habíamos puesto a hacer la cena y el resto del grupo terminaba de decorar la casa tanto por dentro como por fuera; fue de hecho Marcos, que se estaba encargando de colocar telarañas falsas y fantasmas luminiscentes en la fachada, quien entró cargado con su bolsa de viaje y anunciando su llegada a bombo y platillo.

Yo dejé la cena abandonada el tiempo justo para correr a abrazar a mi amiga, preguntarle qué tal el viaje y reprocharle que poco más y no llega a felicitarme el cumple, y ella me felicitó con muchísimo cariño y me dijo que tenía una sorpresa para mí, pero que antes quería soltar las cosas, pasar al baño y disfrazarse.

Yo volví a la cocina para no dejar sólo a Juan con el percal que teníamos allí montado mientras Marcos le enseñaba su habitación y le ayudaba a soltar el equipaje, preguntándome con deleite qué sorpresa me tendría preparada mi amiga.

Vaya que si me tenía preparada una sorpresa, una que bien podría haberse ahorrado.

Cuando la cena estuvo más o menos lista me escaqueé al baño para ver si Patri quería que le echase una mano con su disfraz. Tonta de mí, pasé por el salón y vi a Fer, a Javi y a Pilu; a Juan no le eché en falta porque seguía en la cocina, y a Marcos…no sé por qué no eché en falta a Marcos, supongo que inconscientemente daría por hecho que seguiría liado con la decoración o que estaría ultimando los detalles de su disfraz en el dormitorio.

Iba decidida a abrir la puerta del baño cuando escuché algo parecido a una risita y un gemido femenino. Me detuve y sonreí para mí, pensando que después de un viaje tan largo bien se merecía Patri darse una alegría al cuerpo.

Entonces le escuché a él: ‘’Qué ganas tenía de Halloween’’. La sonrisa se me heló en la cara. No, no podía ser, él no.

Fui a nuestra habitación y me asomé a las demás, y allí no estaba; me asomé a la cocina, que estaba ya vacía, y cuando llegué al salón, estaba todo el grupo reunido, todo el grupo menos él. ‘’¿Qué ocurre, Sara, está todo bien?’’, me preguntó Pilu al ver mis ojos al borde de las lágrimas. No recuerdo si fui capaz de responder o no, sólo recuerdo salir corriendo al baño y liarme a golpes con la puerta mientras les gritaba que salieran de una puta vez, que qué coño hacían ahí dentro los dos.

Pilu me sujetaba de los hombros y me pedía que me calmase mientras dentro del baño se hacía un silencio incómodo respaldado por Javi, Fer y Juan, que asistían a la escena sin saber muy bien qué hacer ni qué estaba pasando.

Tras unos instantes que se me hicieron eternos, Marcos abrió la puerta, balbuceando el consabido ‘’no es lo que parece’’ con el maquillaje de la boca visiblemente emborronado; tras él, Patri parecía tratar de esconderse tras la máscara de su disfraz, sin ser capaz de hablar ni para excusarse.

Si bien antes de que abriesen la puerta era más que evidente lo que estaba pasando, el verlos a los dos juntos, tartamudeando y sin saber qué decir terminó de confirmarme los hechos, y menos mal que Pilu estaba conmigo y me sacó de allí, porque sentí que me iba a dar algo en cualquier momento.

Me fui derecha a la habitación sin ser capaz de articular palabra, y sin darme cuenta ni de lo que hacía empecé a quitarme el disfraz y a apretujar cosas en la maleta. Las lágrimas me impedían ver con claridad, y tras la puerta escuchaba a Marcos gritando cosas incomprensibles mientras un corrillo de voces parecía tratar de llevárselo y de calmarlo.

Un rato después se hizo el silencio, y fue entonces cuando me desbordé: tuve que dejar de guardar cosas para romper a llorar.

No entendía nada, un rato antes estaba feliz de estar con mi pareja y mis amigos celebrando mi cumpleaños; un rato antes estaba abrazando a la que consideraba una de mis mejores amigas, y ahora esto…¿cuánto tiempo llevaría pasando?

Le había oído decir a él que tenía ganas de Halloween, ¿sería una especie de tradición entre ambos? ¿Cuántas veces más se habrían acostado estando yo a tan sólo unos metros de distancia? Y sobretodo, ¿cómo podían haberme hecho algo tan cruel dos personas que supuestamente me querían?

Estaba tan ahogada en mis pensamientos que no me había dado cuenta de que Pilu había entrado en la habitación. Se sentó a mi lado y me abrazó, y me dejé llevar un buen rato sobre su hombro. Cuando me hube sosegado un poco me secó las lágrimas y me dijo que Juan y ella habían recogido ya sus cosas y que era decisión mía, pero que si quería regresar a casa estaban listos para llevarme.

Me ayudó a terminar de recoger mis cosas y salimos, pues lo único que quería en aquel momento era irme lo más lejos posible de allí, tratar de olvidar todo aquello, como si hubiera sido un mal sueño.

Al pasar por el salón Fer y Javi vinieron a darme un abrazo y me dijeron que sentían muchísimo que hubiera acabado así y que para el siguiente año me esperaban, como dando a entender que pese a ser amigos de Marcos de toda la vida en aquella situación estaban de mi lado. Se lo agradecí mucho, pero sobretodo agradecí infinitamente a Pilu y a Juan que me llevasen siendo ya de noche y estando tan lejos a casa de mi hermana, donde pasé aquella noche y unas cuántas más.

A Marcos y a Patri no los vi al salir, supongo que en parte porque el resto del grupo les convencería de que lo mejor era que no se cruzasen en mi camino.

Hicimos la mayor parte del camino en silencio; no obstante, Pilu me dio un consejo que decidí seguir y que me hizo todo algo más fácil: me recomendó que aplicase el contacto cero desde el primer momento, tanto con Patri como con Marcos. Que no le buscase una explicación porque iba a desesperarme, que habían demostrado ser malas personas y que, por inexplicable que pueda parecer, hay gente que disfruta engañando a sus seres queridos porque sí, que probablemente esa ‘’tradición’’ fuera simplemente fruto de un morbo enfermizo por su parte y que desde luego ni se me ocurriera pensar que de algún modo era culpa mía.

Y bueno, no voy a negar que me costó aplicarlo, sobretodo teniendo en cuenta que yo vivía con Marcos y que sí o sí tenía que pasar por la que había sido nuestra casa para recoger mis cosas; sin embargo, con ayuda y supervisión de mi hermana conseguí escribirle para decirle que le iba a bloquear de todas partes y que le llamaría para quedar cuando estuviese lista.

Por supuesto que trató de darme explicaciones, de ponerme excusas y de hacerme creer que me quería, pero no le escuché. En cuanto a Patri, desde el primer momento, durante el mismo viaje de vuelta, la había bloqueado de todas partes porque simplemente me daba asco.

No fue tan fácil como puede parecer: el día que fui a por mis cosas me derrumbé por completo ante la cama que tantas noches habíamos compartido.

Suerte que me había acompañado mi hermana y que le habíamos pedido a Marcos que esperase fuera mientras bajábamos mis cosas. Aún me quedaban ganas de pedirle explicaciones, de tratar de entender por qué me había hecho algo así, de hacerle saber el daño que me había causado. Pero de nuevo mi hermana me salvó recordándome que no merecía la pena, y más tarde, durante la noche, compartiendo conmigo una pizza enorme mientras veíamos una peli juntas.

Han pasado unos años desde que ocurrió todo esto y no he vuelto a saber nada de ninguno de los dos, y si bien ya apenas les tengo presentes, es cierto que no he vuelto a tener pareja desde entonces. Estoy conociendo a un chico, eso sí, pero me cuesta mucho confiar, aunque quiero pensar que, poco a poco, todo esto irá pasando y volveré a ser feliz.

 

Anónimo