Mi hermanastra dejaba las bragas tiesas por toda la habitación. 

AVISO. El texto que vas a leer a continuación te va a revolver las tripas, por lo que, si estás desayunado, almorzando o cenando para un momentito y ahora si te quedan ganas sigue. 

Cuando tenía 14/15 años mi madre tenía una pareja la cual tenía dos hijas. Los fines de semana que a él le tocaba con las hijas pues nos íbamos todas a su casa. Tengo que decir, que la expareja de mi madre nos había hecho un dormitorio a las tres, con nuestras tres camas y un buen armario para que pudiéramos compartirlo y guardar nuestras cosas.

Un día como otro cualquiera voy a guardar mi ropa en un cajón que tenía para mí y vi algo en el suelo, al lado de la cajonera. Le di con el pie y vi que eran unas bragas, y claro, OBVIAMENTE mi mente pensó que era ropa interior limpia que se habría caído y mi hermanastra pues no se habría dado cuenta. El problema llegó que cuando le di con el pie para ver qué era y vi que estaban tiesas. Cuando os digo tiesas, no os miento, eso estaba duro como una piedra (gracias a la vida que me di cuenta y no lo llegué a tocar con las manos). Madre mía, casi me da algo del asco, pero bueno, pensé que a lo mejor se había cambiado de ropa y se le había olvidado llevar la ropa sucia para lavarla, pero claro, es que eso estaba petrificado, entonces debía tener tiempo.

En ese momento ella no estaba en casa y cuando llegó se me olvidó por completo decírselo, y además, me daba un poco de cosa porque estábamos en casa de su padre, pero era cuestión de higiene, no de hacer lo que cada uno quería en su casa. 

Los días pasaron, y volví a ver bragas, pero ya no solo en el ropero, si no debajo de la cama, o por la habitación. MÁTAME CAMIÓN. Y no solo eso. Un día entré en el baño y me vino un olor horrible, malo pero malo. Cuando me da por mirar en las repisas del baño veo que tenía compresas que las había ido dejando enrolladas en vez de tirarlas. Ya yo no podía más, y me daba igual que fuera la casa de su padre como si fuera la del espíritu santo, pero si los fines de semana íbamos a convivir era una cuestión de higiene el acabar con la costumbre de las bragas tiesas. Se lo dije, y se molestó diciendo que se le habría pasado ponerlas a lavar, pero no fueron 1, ni 2, ni 3 veces, os lo aseguro. 

Ahora me río y pienso lo pedazo de puerca que pudo ser esta muchacha, pero a día de hoy con 26 años en el cuerpo jamás se me olvidará la imagen de ver una braga tiesa. 

K de Karma.