Mi hijo tiene más vida social que yo

 

Desde que soy madre, mi vida social se ha reducido a la mínima expresión. Salir a cenar con mi pareja a un restaurante romántico se acabó, ahora buscamos restaurante de comida rápida que tengan zona infantil. El terraceo del domingo a media día, lo hemos cambiado por bajar al parque. Ir al cine a la sesión golfa a ver pelis de acción y tiros, lo hemos sustituido por ir a la sesión de las cuatro de la tarde y por películas de dibujitos. Y por supuesto, mis planes con amigos han pasado a mejor vida, ahora mis nuevos amigos son los papás de los amigos de mi hijo. 

Todo empezó ya en el embarazo, nuestros amigos no tenían hijos así que seguían haciendo planes de solteros: salir de fiesta un sábado, quedar para cenar un domingo en el centro. Y yo, con el barrigón, sin poder beberme una copita, limitaciones a la hora de comer ciertos alimentos, y sin ganas de meterme un viaje en el metro para ir al centro. Al principio los veía cada vez menos, pero a partir del sexto mes de embarazo, dejé de quedar con mis colegas. 

Cuando nació mi hijo, los planes seguían siendo los mismos. En el mejor de los casos, quedaban con nosotros para tomar una cerveza por el barrio, pero con los horarios del niño, las tomas, cambio de pañales y demás, el tiempo que pasábamos con ellos se redujo al mínimo.

Mi hijo fue creciendo y algunos de mis amigos también fueron convirtiéndose en padres, así que empezamos a quedar con ellos para que los niños jugaran juntos. Pero hay una ley no escrita que seguramente conocéis los que sois padres de niños de una cierta edad: tus hijos jamás se van a llevar bien con los hijos de tus amigos. Eso es así. Si hay un niño con el que tu hijo tendrá cero amistad será el hijo de tu mejor amigo. Ese sueño idílico de salir todos juntos o incluso de irte de vacaciones las dos familias porque padres e hijos seréis super amigos entre vosotros, olvídalo, no va a ocurrir. 

Pero llegó el colegio y mi hijo hizo amigos propios, como los hijos de nuestros amigos no siempre eran de su agrado, no nos quedó más remedio que empezar a quedar con los papás de los amigos del niño. Primero para bajar a los columpios, luego nos empezaron a invitar a cumpleaños y ahora nuestro mejor plan para el fin de semana es ir a un parque de bolas con los amiguitos del cole.  

Total, con 4 años, mi hijo tiene más vida social que nosotros. De hecho, nuestra vida social ha pasado a un segundo plano y nuestro tiempo libre se lo dedicamos totalmente a él y a su planes. 

Y no me quiero ni imaginar cuando sea más mayor y nos toque llevarle los sábados por la mañana a partidos de futbol, baloncesto, voleibol o del deporte que practique. O los papás que tienen más de un hijo, ¿cómo lo hacen? ¿Se dividen para poder llevar a cabo la agenda social de cada hijo? ¿La mamá se va a partido de futbol con el hijo mayor y el papá al centro comercial con los amiguitos del pequeño? 

Hay que reconocer que ser padres es un sacrificio, te olvidas de tu vida anterior para centrarte en la de tu vástago. Olvidas tus hobbies para dedicarte a los suyos. Olvidas a muchas de tus amistades para entablar una relación con los papás de sus nuevos amigos. Aun así, cualquier padre o madre dirá lo mismo que yo: a pesar de todo lo malo, de dejarte a ti misma en un segundo plano, ser padres merece la pena.

Raquel Acosta