NO ERES VIEJA.  SALES POR LOS SITIOS EQUIVOCADOS

 

El otro día, hablaba con unas amigas de la pereza extrema que generalmente da salir de fiesta los fines de semana.  Yo siempre fui “rara” en este sentido, e igual que tuve épocas de no entrar en casa, también tuve las de no querer salir ni a tiros.  Independientemente de la edad que tuviese.

Mi primera etapa de seta juraría que fue a los veintidós, y desde entonces, las he ido combinando inconscientemente con las de a tope de party.  A los treinta y bastantes empecé a cogerle un gusto fuera de lo normal a lo de quedarme en casa viendo pelis con vino y pizza, y disfrutar los fines de semana de otra forma, y ahora, a los cuarenta y pocos, necesito mentalizarme con varias semanas de antelación de que voy a salir de fiesta un sábado.  ¡Para lo que he quedado!  

 

Estas etapas tampoco estuvieron nunca asociadas al hecho de tener o no pareja, y lo mismo fui una seta soltera, que una party addict con pareja.

Ahora soy fan total de los vermuts que se alargan hasta media tarde y no me avergüenza reconocerlo.  Al contrario, me siento muy orgullosa de no salir “por cumplir” y de irme a casa en cuanto empiezo a preguntarme eso de ¿qué cojones hago yo aquí? con lo bien que estaba ahora en el sofá con una peli/en la cama leyendo/ durmiendo … (las opciones son infinitas).  También me gusta el rollo del tardeo, el tipo de locales, la gente, la música, la bebida…

Las últimas veces que salí “por costumbre” recuerdo sentirme absolutamente fuera de lugar. Me sentía vieja rodeada de gente tan joven (tanto que podrían ser mis hijos, y no exagero lo más mínimo).   Si seguíamos yendo a los bares de siempre ¿cómo es que “de repente” no conocíamos a nadie? ¿Cómo es que “de repente” ya no ponían las canciones de siempre?  

No sé en qué momento cambiaron las cosas, supongo que fue algo tan paulatino que no me di cuenta, pero llegó un punto en que pensé “oye, que igual nos estamos obsesionando tanto con sentirnos jóvenes, que salimos por obligación y lo único que estamos consiguiendo es sentirnos más viejas”.  Os juro que me voló la cabeza.  Y hasta ahí.

La única forma de sentirse joven es siendo consecuente con una misma. Así que si un día me apetece salir de fiesta y llegar a casa al día siguiente de dobletazo ¡a ello! pero si lo que me apetece un sábado es meterme en la cama a las doce para levantarme pronto al día siguiente y aprovechar el día ¡a ello también! sin remordimientos.

El año pasado en Buenismo bien entrevistaron a Paco León y en un momento dado dijo algo así como que no había gente fea, sino mal iluminada, y ¡me encantó el concepto! tanto que ahora muchas veces le doy la vuelta a las cosas para enfocarlas así.

Así que queridas Welovers, si seguís saliendo de fiesta sólo por compromiso, por el qué dirán o porque creéis que así vais a seguir conservando vuestro status de joven (pero en el fondo salir os hace sentir infinitamente más viejas), dejadme que os diga una cosa: no sois viejas, sólo estáis haciendo los planes equivocados.

 

La vetusta bloguera