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“La princesa cisne” es un peliculón que circuló en nuestra infancia desde 1994. Un amigo me chivó que estaba en Netflix y no me he podido resistir.

“¿La belleza es lo único que te importa?” “¿Y qué otra cosa hay?”

Esta es la conversación que tienen Odette y Derek  al principio de la película. Parece algo absurdo, pero cuando él le dice a ella que la ama solo al verla tan bonita, ella se mosquea y con razón.

El caso es que desde enana pensaba que esta princesa era diferente a las otras que veía en los dibujos. Mi madre decía que era por el pelo, pero vamos, dudo que eso fuera lo que me llamase la atención.

En todos estos cuentos, ellas solían caer rendidas a los pies de un príncipe macizo y fornido, pero ella no siente que eso sea suficiente. La princesa ve en él un hombre aventurero, honesto y cariñoso, pero cuando él abre la boquita y solo ve en ella que está de pan y moja, Odette prefiere irse por donde entró.

Su padre no entiende qué tiene de malo y lo que ella argumenta es que quiere que la amen por quién es y no por cómo es.

Puede que de pequeña no lo llegara a ver con tanta claridad, pero con mis 35 años he visto que este discurso hubiera sido necesario en muchas películas de mi infancia.

Sin embargo, me hubiera gustado que no hubiera sido tan necesario para ella ese “beso de amor” para romper el hechizo, sino que ella tendría que haber ideado algo para salvarse a sí misma.

No le voy a quitar mérito a la mujer, porque sí que se juega el cuello para poder llegar hasta el príncipe. Esto demuestra que ella no es de esas que se espera a que lleguen a rescatarla.

Aún así, no podemos negar que es un cuento de hadas y sigue el mismo patrón estipulado para este tipo de pelis, pero el que la princesa le haga un zasca el primer día al príncipe, tiene todos mis respetos. 

Cabe añadir que es una mujer con integridad, porque podría haber salvado su culo casándose con el malo y prefiere darle calabazas antes de ser una sometida.

Ahora, te digo una cosa, el príncipe de la moza tampoco destaca por ser un intelecto nato, pero qué le vas a pedir a un señoro que comienza la película con esa gran reflexión de que no hay nada más que la belleza.

Si no has visto esta película o quieres que tu hija tenga otras referencias de princesas que no sean las típicas, no te la pierdas.