El otro día leía un artículo sobre las 20 paranoias más comunes en la mente de los milenials. Y milenial o no, yo creo que todas hemos sufrido alguna paranoia en algún momento de nuestra vida. Y yo la primera. Porque mira que yo lo intento, de verdad que sí. Me digo a mí misma que soy una mujer adulta y tengo que ser racional. Pero a veces no hay manera. Mi cabeza va a su bola y me acabo montando unas películas de oscar.

Por eso,  quería compartir con vosotras aquellas paranoias que seguro más de una hemos tenido alguna vez a lo largo de los años:

1- La obsesión con que hay alguien debajo de la cama. ¿Quién en su sano juicio se metería ahí? Pues nadie. Pero yo me despierto a media noche con un pie fuera de la cama y tardo una milésima de segundo en volver a meterlo. No vaya a ser que alguien me agarre.

2- No poder dormir con los armarios abiertos. Esto se lo debo a la peli de Poltergeist. Tengo pánico a que se abra una puerta al otro mundo desde dentro del armario. ¿Racional? En absoluto. Pero siempre reviso que esté todo bien cerrado.

3- Cuando mi coche hace algún ruido raro, pensar que se me ha colado un gato en el motor. Yo es que soy muy sentida. Y desde que me explicaron que los gatetes se meten en los motores de los coches en invierno para calentarse, cada vez que lo enciendo rezo para que no hayan escogido el mío.

4- Visualizarme rodando escaleras abajo. Siempre he sido un poco cabeza loca, por eso, en ocasiones parece que estoy en guerra con el suelo. Las veces que me he caído son múltiples, pero le tengo un poco de pánico a las escaleras de bajada. Y es que en algunas yo me veo precipitándome al vacío y observando mi vida pasar. Principalmente cuando llevo tacones.

5. Poner pegatinas en la cámara del portátil. Desde que me contaron que pueden hackearte y observarte a través de la cámara del ordenador, yo ya no me siento segura. ¿Quién coño querrá verme mientras me rasco la oreja, la nariz o me saco un moco? Yo no sé si será verdad, pero debemos ser muchos paranoicos sueltos en mi oficina, porque todos tenemos pegatinas.

6- Que algún insecto se acomode en mi oído mientras duermo. Cuando a veces he tenido zumbidos en los oídos, lo primero en lo que he pensado es que se me había metido un bicho dentro. ¿Otitis? ¿Oído taponado? ¿Agua en los oídos? ¿Mocos? Naaaaa, insectos es lo más común del mundo.

7- Que toda la sociedad es como el juego de los SIMS. ¿En serio nunca habéis pensado que hay alguien que dirige nuestras vidas? ¿Que se dedica a putearnos y ponernos a prueba? ¿Que somos simples personajes de un juego más grande?

8- Encontrarme un cadáver en algún sitio extraño. Vale, aquí reconozco que mi obsesión por la novela negra me juega una mala pasada. Pero lo he pesando más de una vez. Incluso me he visto pensando: Este sería un buen sitio para esconder un cadáver.

9- Escuchar mi nombre o que alguien habla cuando estoy sola en casa. Y cagarme de miedo pensando que hay fantasmas y que están intentando decirme algo.

10- Evitar poner espejos en la habitación. Porque son como una ventana abierta. Y nunca sé lo que voy a encontrarme cuando me despierte.

11. Llegar a casa y encontrarme que la han ocupado o me han robado. Cuando vuelvo de vacaciones y estoy abriendo la puerta de casa, es el momento de tensión máxima. Nunca me ha pasado, pero siempre que me toca volver digo: A ver qué me encuentro cuando llegue.

12. Sentirme observada. Me ha pasado mil veces. Estar tranquilamente a mi bola y de repente sentir que alguien me observa o me está siguiendo. Girarme y que no haya nadie.

¿Y vosotras? ¿Qué otras paranoias habéis tenido alguna vez?