Por qué necesito que Anatomía de Grey termine ya. Y seguro que no soy la única.

 

Un 27 de marzo de 2005, empezaba Anatomía de Grey, una serie que nos daba casos médicos extraordinarios, protagonizados por médicos guapísimos que se divertían demasiado en las salas de descanso del hospital. 

No recuerdo cual fue mi primer episodio, aunque recuerdo haber visto muchos de los episodios de la primera temporada con mis padres. Mientras fui creciendo me gustaba tanto que veía los episodios en cuanto salían antes de ir al colegio, y luego los volvía a ver con subtítulos en familia. Éramos todos fans absolutos de la locura que era Anatomía de Grey. 

Pero, y aquí vienen los spoilers, así que retiraros si no queréis toparos con sorpresas… llegó la temporada 6. Al final de la temporada 5 moría George, el primero de los 5 interinos iniciales en dejar la serie. En la temporada 6, a los pocos episodios, se iba Izzie Stevens, inexplicablemente solo unos episodios después de casarse con Alex Karev. 

Entonces llegó el final de la temporada 7. Veréis… A los personajes de Anatomía de Grey les pasa de todo: bombas en el hospital, ahogamientos, tumores, tiroteos y, al final de la temporada 8, un accidente aéreo. Y, para mí, ese fue el momento en el que Anatomía de Grey empezó a caer en picado, porque ese accidente mató a una de las parejas más queridas de la serie: Mark y Lexie. 

Tras la muerte de Mark y Lexie, por lo menos nos quedaban bastantes personajes que amábamos: Meredith, Derek, Cristina, Alex, Arizona, Callie, April y Jackson. Pero el accidente destrozó la relación de Arizona y Callie y Cristina se hartó de tanta locura en Seattle y se marchó también. 

Llega la temporada 11 y se cargan al coprotagonista de la serie, Derek Shepherd. Y creo que el 70% de los espectadores dijimos lo mismo: hasta aquí hemos llegado. Pero, tras perderme dos episodios, volví, porque quería saber que sería de Meredith, Alex, Callie, Arizona, Jackson y April, aunque el resto de los personajes ya me importaran poco. 

Y aquí estamos 7 años más tarde. 18 temporadas llevamos. La última centrada exclusivamente en el COVID (cosa que me gustó al principio, pero luego fue ridículamente pesado) y sin ningún interés en ninguno de los personajes, ya que Alex, Callie, Arizona y Jackson también desaparecieron con los años y ya nos queda solo Meredith.  

¿Y por qué narices lo sigo viendo? Pues no lo sé. Pero cada jueves me siento frente al televisor y veo un nuevo episodio. Los casos algunas veces son interesantes y aún le tengo cariño a algunos personajes, pero la verdad es la verdad: quiero acabar algo que llevo viendo desde 2005. He visto cada episodio y quiero estar ahí para ver el último, pero, madre mía, necesito que Anatomía de Grey termine ya. Quiero decirle adiós a Meredith Grey. 

Y, los que hayáis terminado este artículo, ¿qué pensáis? ¿Os vale con seguir la historia de Meredith y seguís disfrutando de las historias de Bailey, Webber, Amelia, Link, Maggie, Owen y compañía? O, como yo, queréis ver cómo le dan un final a esta serie. 

Yo personalmente tengo una idea. ¿Por qué no terminan y empiezan otra vez de cero, con un nuevo grupo de internos (en el que quizás pueda estar Zola, la hija de Meredith y Derek), y con nuevas historias? Estoy lista para terminar Anatomía de Grey, pero no digo que no a un Anatomía de Grey 2.0. 

Pilar Rodríguez