¿Qué le ocurre a las personas desconocidas con los bebés?

 

Me he convertido recientemente en madre y la verdad es que estoy sorprendida con la actitud de las personas desconocidas hacia mi bebé.

Antes de mi experiencia como madre nunca me habían llamado mucho la atención los bebés, era esa clase de persona a la que le hacía más gracia un cachorrito de Golden retriever. No me llamaban la atención y mucho menos bebés desconocidos. No es que tuviera nada en contra de ellos, simplemente los pasaba por alto.

Viéndolo desde mi posición de nueva madre, me flipa la actitud tan invasiva que se tiene hacia estas criaturitas tan indefensas y tan suaves, por parte de personas que no conoces de nada. Ahora que tengo el ojo más entrenado y el culo pelado de vivir este tipo de situaciones, se les ve venir. Normalmente las más entrometidas suelen ser señoras en un rango de edad que oscila entre los 60, hasta encontrarse bajo los cipreses. Son mayores, a veces, muy mayores, eso les da esa impunidad, ese ir colándose en el supermercado, ese ponerse mechas moradas, ese llevar toda la bisuta puesta y ese olor a pachouli mezclado con laca Nelly. Si, hablo de esas punkies de la tercera edad. Esas mujeres creo se sienten por encima del bien y del mal y por eso se permiten comportamientos que no tienen en cuenta como pueden afectar a su alrededor.

Tengo que aclarar que soy fan número uno de las abuelas,  me parecen un pozo sin fondo de sabiduría,  mi abuela para mi es la tía más independiente y rebelde que conozco y mi mayor referente en la vida, pero nunca la he visto comportarse con bebés desconocidos como lo que yo estoy viviendo.  

Me encuentro a veces con que provocan situaciones de las que no sé cómo salir o cómo comportarme. Me ha pasado por ejemplo, ir a comprar leche y yogures con la  bebé dentro del carro y que una señora con sus uñas largas, se precipitara como un águila con su garra dentro del carro a tocar la manita de mi bebé, esa manita que se mete sin parar en a boca. Señora, ¿yo le abro su carro de la compra y le tocó los tomates? Seguro que si lo hiciera sería mucho menos invasiva.

Hubo una vez que vi a una persona sonriéndome con una mueca muy extraña y ojos locos y no caía de qué la podía conocer, empecé a agobiarme de tenerla tan cerca sonriendo, y yo sin estar tan feliz de verla. ¿Quién era? Pues es otra persona desconocida, que hasta que no te acostumbras a que ahora eres de dominio público y tu bebé más no sabes como actuar. 

Otras veces, he ido paseando por la calle y me han interceptado el carro, personas que no conozco de nada, cogiendo de donde se empuja sin dejarme avanzar, solo para ponerse las gafas de cerca y poderla ver mejor.  Lo he intentado llevándola en la mochila, pensando que así me libraba, y ahí si que sientes al reparto de Walking dead acercándose a mirar y comentando que ahí está incómoda y que la voy a ahogar en mis turgentes pechos. Luego viene la cantinela del “llora porque tiene calor”, y te dicen, con total libertad, que te la quites de ahí. Si la llevas en el carro, que la cojas.

No te conocen, no las conoces, pero ahí están, acechándote, haciendo que tu paciencia sea justa para pasar el día ¿y si contestas? Menuda madre más loca y contestar ¡Menuda maleducada! Mientras tanto, las ves juzgar detrás de esos labios rojos, mientras te preguntas si te pasará lo mismo con los bebés ajenos cuando llegue el momento.

Tanit Cano