Me gusta el pollo, me encanta, pero cada día me da más grima comérmelo a la plancha sin más. Supongo que después de 31 años cuidándome y teniendo el pollo como comodín lo he acabado por aborrecer. Lógico vamos. Por eso últimamente estoy que lo tiro inventándome recetas y recuperando viejas glorias de dietas pasadas.
Hoy se me ha dado por hacer nuggets rebozados con avena micronizada y no recordaba lo riquísimos que están <3
Para hacer esta delicia necesitamos:
– Pechuga de pollo cortada en dados grandes.
– Leche desnatada.
– Harina de avena.
– Queso parmesano o queso rallado bajo en grasa.
– Sal, perejil, ajo, pimienta.
– Un spray de aceite de oliva.
En este caso compré una bandeja de pechuga que venía cortada directamente en dados. Más fácil imposible. La abrí y dejé el pollo macerando en leche desnatada un buen rato. Parece un gesto tonto, pero esto hará que luego nuestros nuggets estén muuuuucho más jugosos. A veces los paso por un poco de clara de huevo antes del siguiente paso. La idea es que queden más crujientes pero en esta ocasión no lo hice y quedan ricos igualmente.
El siguiente paso será pasar nuestros futuros nuggets por la mezcla que habremos hecho en un bol de: harina de avena, perejil, ajo en polvo, sal, pimienta y parmesano. Apretamos fuerte para asegurarnos que queda bien cubierto y los vamos poniendo uno a uno en una bandeja de horno previamente cubierta con papel especial.
Precalentamos el horno a 200 y cuando ya esté listo, pa’ dentro. Después de 20 minutos revisamos y damos la vuelta a nuestros nuggets en la bandeja del horno.
Tras otros 10-15 minutos deberían estar ya doraditos y listos para comer. Para acompañar podemos usar ketchup light o hacer nuestra propia salsa barbacoa en casa.