No merece la pena. Vas a jugarte la estabilidad en tu piso dónde estás viviendo feliz por un arrebato. Es cómo cuando alguien dice que puede seguir siendo amigo de una persona con la que quiere probar. Quizás si, pero va a existir esa tensión posterior siempre, no te va a dejar vivir tranquila si compartes piso con esa misma persona(s). Al intimar tanto, que conozcan tanto de ti, se da el efecto: confianza da asco. En resumen, acabarás sufriendo conflictos de convivencia porque el resto de la casa conoce todo o prácticamente todo de ti y tus intimidades.