Estoy de acuerdo y el speech está genial, pero dos cosas:
– Que las peluqueras «sufran» como cualquier persona de clase media o baja, no invalida que algunas entren pidiendo un pelirrojo y salgan con la cabeza color berenjena y a ver, pues normal que les parezca mal. Sobre la longitud de los cortes ya ni hablemos. Es decir, yo voy a un negocio para pagar por un servicio y quiero ese servicio, si quiero dos dedos es dos dedos, no que me lo sabes y me cortes 5, por mucho que tú creas que es lo conveniente. Me informas de qué opinas que es necesario y el/la cliente decide, no tú. Imagínate en un restaurante que el camarero te dice que la merluza está buenísima, tú le dices que prefieres salmón pero al final te trae la merluza, porque era su opinión. Y que te obliga a comértela porque ya ha cerrado cocina y no hay remedio. Parece absurdo, ¿A que sí?
– Todas las profesiones de cara al público son especialmente duras, ni creo que haya nadie que lo dude. Sin embargo, no por ello si te dan un mal servicio se lo pasas por alto. Yo al menos comprendo cuando me tratan «regular» o incluso alguna contestación regulera, pero que me den un servicio que no he pedido… No lo veo.
Solo creo que unas cosas no invalidan otras, y es importa te tener todas las cartas sobre la mesa.
Un saludo!