El pasado miércoles se inauguró un pequeño espacio feminista en Sálvame, se llama «Con M de mujer» (sí, no se han estrujado mucho los sesos con el nombre) y está dirigido por la periodista Geles Hornedo. El objetivo es analizar con ojo crítico y gafas violetas algunos de los comportamientos que se reproducen en el programa diariamente (que no son pocos y que todo el mundo podrá reconocer en su vida): micro machismos normalizados que cuesta mucho sacarnos de encima.

Supongo que la idea no es hacer una reflexión en profundidad sobre el sistema patriarcal, ni tratar la teoría feminista a fondo, ni mucho menos plantearse temas demasiado sutiles… tampoco vamos a pedirle peras al olmo. Pero todo suma y me parece muy importante que, en un programa de televisión que ven tantas personas, se pongan sobre la mesa este tipo de cuestiones y generen debate. Primero porque no todo el mundo está en contacto directo con esto de los feminismos y es maravilloso que, aunque sea una parte «masticadita», el discurso llegue a todos los hogares. Segundo porque, amigas, el feminismo es para todas: para las que de una manera u otra ya estamos en esta lucha, para las que están a punto de empezar a luchar y para las que todavía ni se han planteado nada por lo que sea. Por eso es genial que desde los medios más mainstream se ofrezcan algunas herramientas, aunque no sean las más puras, para revisarnos como sociedad.

Teniendo en cuenta el contexto (sí, no debemos olvidar que estamos hablando de Telecinco) creo que se tocaron temas bastante relevantes, aunque un poquito de puntillas. Se habló de la polémica de Plácido Domingo y de cómo algún colaborador puso en entredicho las acusaciones de las denunciantes sin intentar ver más allá en ningún momento. También se comentó el uso despectivo de algunas palabras con raíz femenina, un tema que puede parecer menor, pero que es un claro reflejo de todo el trabajo que queda por hacer.

Hay un problema importante: la resistencia de algunos colaboradores. Es un poco esperpéntico ver cómo intentan darle la vuelta a cosas tan básicas y contadas desde el buenismo más absoluto, pero claro: es el pan de cada día en cuanto sacas la patita de tu zona de confort feminista y tampoco está de más recordarnos esto.

Habrá muchas personas que consideren esto insuficiente o incluso algo totalmente incongruente con las dinámicas habituales de la cadena y tendrán algo de razón. Yo misma creo que metieron la pata desde el primer momento permitiéndose la licencia ¿poética? de denominar al machismo como una enfermedad y creo que, en general, han pecado de ser demasiado blanditas en los planteamientos. Pero voy a intentar quedarme con lo positivo: que los feminismos estén ocupando espacios como este es INCREÍBLE, porque la divulgación feminista por muy naïf que sea sigue siendo muy necesaria.