Amigas, ¿qué sería de mí sin el fútbol? Pues lo mismo que con él. A mí el fútbol me ha traído más disgustos que alegrías, alegrías que de adolescente me hubiera besado mucho con Julen Guerrero, los disgustos os lo cuento en otro momento porque darían para un libro o una colección de esas de Planeta de Agostini. En realidad podrían ficharme, porque entre los dramas de Tinder y otras cosas tendrían el cupo de septiembre cubierto conmigo.

Pero es que, si el futbol ya me parece el opio del pueblo, los jugadores (o muchos de ellos) siempre me han dado la sensación de tener una cultura de dudosa calidad, esto también daría para otro coleccionable.

Y estaba yo pensado en el tema de las vacunas y la selección (me meo toda) y en todas esas vainas mientras meaba (todas nos llevamos el móvil al baño, lo sabes porque estás leyendome desde allí) cuando de repente veo esta noticia tan guay:

A través de los ‘stories’ de Instagram, Jesé ha afirmado que «yo en medio del sexo muerdo, araño, nalgueo y cacheteo. Por si no le gustó el polvo, al menos que no se olvide de la paliza«.

¡¿Ajá?! No se si me da asco, rabia o me preocupa que sea tan impotente que ya va predispuesto a que a quien se folle no le vaya a gustar el polvo.

A mi llámame loca, pero no tengo necesidad de morder una polla cuando la estoy mamando por si no le gusta la mamada, porque sé que le va a gustar y, aunque no fuera así, menos le iba a gustar el bocado mortal.

Así que señor Jesé, en vez de morder, arañar, pegar o como usted dice, dar una paliza. Le recomiendo que tome un poquito (o mucho) de maca, que dicen que es buena para la disfunción eréctil. O mejor aún, no te molestes en follar, porque ninguna mujer en su sano juicio querría compartir lecho (te voy a hablar en lenguaje medieval que es el que tú pilotas) con semejante señoro.

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