Yo sé que hay gente que es inmortal y piensa que el parentesco, el cosmos y la magia de ser una misma les salvarán a ellos y a quienes les rodean de un contagiote de coronavirus. 

Aquello de: Pero hijo, ¿a tu madre no la vas a abrazar? Pero mamá, ¿tú crees que ser tu hijo me libra del coronavirus? 

O los de Chico, ya sé que hay mucha covid, pero yo la cena de Nochebuena no me la salto, llámame sentimental

Otra cosa te voy a llamar, más bien. 

 

También te digo que yo eso de abrazarse a través de una pantalla de plástico en la que metes los brazos en unas fundas, que lo han sacado en la tele, no acabo de verlo, francamente. De hecho no sé si me recuerda más a los plastificadores de maletas del aeropuerto o al trauma que me cogí hace años viendo ET, cuando el prota se pone malo y aíslan la casa, que aquello sí que daba cague y no la mascarilla de mierda que nos tenemos que poner. 

Vamos, que prefiero la distancia física de toda la vida, qué quieres que te diga. Pero eso no me quita el miedo a que la gente a la que quiero se ponga mala y adiós muy buenas. O peor aún: que sea yo quien les contagie. Tampoco me quita de darme golpes contra la pared por no poder salir, o no poder quedar, o no poder, ya sabes, hacer punto de cruz con alguien así en plan alocado, tú ya me entiendes.

Porque entre el No vaya a ser y el Malo será estoy ya un poco que igual salgo un día en los periódicos. Que todo es un dilema, una amenaza. Si me relaciono con la gente, me creo que soy una supercontagiadora (que es como una especie de Wonder Woman pero en plan muy, muy chungo). Si me aíslo soy la persona más responsable del mundo, pero eso sí, subiéndome por las paredes de la celda de mi responsabilidad. Que me come la ansiedad y el aislamiento, vaya, poesía aparte.

En fin, que son ya muchos meses evitando y renunciando al contacto y también de mirar para otro lado cada vez que mi burbuja de convivencia se rompe, que ya la pobre ni es burbuja ni es nada. 

Desde aquí confieso que mi psicóloga está harta de recordarme que no puedo controlarlo todo, que el cuidado mutuo está muy bien pero que cada uno tiene que responsabilizarse de aquellos contactos a los que se expone… 

En realidad ella no me ha dicho que esté harta, es una manera de hablar, ya sabes. Yo sé que ella confía en mí y yo, que soy muy bien mandada, la escucho y lo apunto todo, palabrita. Pero también sé que hay algo en todo esto que ya no depende de la pandemia ni del plástico ni de la incidencia de casos notificados sino que está en mí y tengo que seguir hablándolo con ella en nuestras videoconferencias. Por lo menos la pandemia nos ha pillado con conexión a internet.

Cumplir a rajatabla las medidas preventivas contra el coronavirus y a la vez tener una vida afectiva normal no es posible. Si armonizar ambas cosas ya se te empieza a hacer cuesta arriba los psicólogos de ifeel (plataforma de terapia online) recomiendan: 

 

  1. Hay una diferencia entre aislarse completamente y exponer a otras personas al coronavirus de manera irresponsable. No lo olvides cuando te plantees cómo debes proteger a otros. 

 

  1. El afecto suele ser más potente cuando se manifiesta a través de la cercanía. Afortunadamente, también hay otras maneras de expresarlo y es ahí donde se debe poner la energía. 

 

  1. A no ser que la relación esté muy clara, que nuestros seres queridos se contagien de coronavirus no quiere decir en todos los casos que haya sido por nuestra culpa o por algo que hayamos hecho. Piénsalo antes de echarte la culpa de un contagio. 

 

  1. Cuando seguimos las medidas preventivas nos protegemos a nosotros y también a los demás. Pero también hay medidas que forman parte de la responsabilidad individual de cada uno y ahí no tenemos influencia. 

 

  1. En cualquier momento cualquier persona puede enfermar de un montón de cosas. Tengámoslo en cuenta, cuidémonos, vivamos con espontaneidad y saboreemos la relación que podemos tener en este momento, aunque no sea la ideal. 

 

En tiempos como estos debemos preocuparnos más de vivir el día a día y cuidar de nuestra salud y bienestar, que bastante mal rollito tenemos ahí fuera. Por eso, si necesitas hacer una consulta más personal, te recordamos que puedes empezar tu terapia online con ifeel con un descuento de 25€ con el código WELOVERSIZE. Puedes canjearlo aquí.

 

 

Post patrocinado