Nadia de Santiago, Inés Pintor Sierra y Pablo Santidrián han creado una obra maestra. No hablaré como experta de la pequeña pantalla, no lo soy, pero sí se un poco de rupturas y de sentimientos. Me declaro culpable ( y bendecida).

En principio, el título de este post iba a ser “si has sufrido por desamor”, pero lo veía inexacto. Porque muchas veces sufrimos una ruptura sin que necesariamente haya desamor. Puedes querer mucho a una persona en todas sus fases pero no querer o no poder mantener la relación. 

El mito del amor romántico, los “ para siempre” y los “aguanta porque lo quieres” sigue afectando  mucho a una  sociedad ya tocada  por muchos otros temas. La dependencia, el mantener una relación pase lo que pase, es la base de muchas de las relaciones duraderas en la actualidad. Y después vienen los rencores, los odios, el afectar a la descendencia… con un amor que debió cortarse en el momento apropiado. 

Porque, de la misma forma que una relación está cargada de momentos apasionantes, lo está de momentos malos. Tanto las dudas de la propia pareja como las dudas personales. Somos humanos, nos van a pasar muchas cosas a lo largo de nuestras vidas y muchas de ellas van a ser insuperables. Y no pasa nada. Y tampoco pasa nada que no seamos capaces de mantener una relación sana.

Los finales son tan buenos como los principios, aunque sean más dolorosos. 

 

Nadia, Inés y Pablo ( los tuteo porque han hecho por mi algo maravilloso) han sabido reflejar en cada uno de los capítulos de apenas once minutos ( ¡qué maravilla de hilo temporal!) cómo sucede el verdadero duelo. Las idas y venidas de la memoria. El dolor profundo e inevitable de recordar lo que pasó y superar el hecho de que , posiblemente, nada volverá a pasar con esa persona.

Hay quien dice que en una ruptura experimentamos cinco fases pero a mí no me gusta generalizar y sólo lo haría para afirmar que pasamos al menos dos:  negación y aceptación. Ya seas el dejado, dejes o dejéis de mutuo acuerdo, las primeras semanas ( meses o años, no nos fijemos límites que cada uno somos como somos) serán de negación. Regresarás una y otra vez a los recuerdos sobre el inicio de la relación. Los más bonitos. Los de conocer a la otra persona, haciendo submarinismo, viendo el amanecer, recorriendo cada uno de los temores de nuevas e intentando mejorar la vida a la persona de la que poco a poco te enamoras.

Semanas en las que no comprendes (aunque el final estaba, en principio, claro) por qué la relación no ha funcionado si había tanto amor.  Si existía para cada domingo un sabor de bizcocho diferente. Un despertar lleno de ternura. Un futuro cargado de expectativas. De viajes conjuntos, compañerismo, de apoyar las iniciativas y quedarse en los días más negros. Si las peleas se arreglaban con sándwiches de máquinas expendedoras en lo alto de un mirador, ¿ por qué la relación no sobrevivió?. 

Y empiezas a dudar si hiciste lo suficiente, te conviertes en la culpable de todo lo malo que pasó y observas con recelo cómo la otra persona empieza a hacer cosas que contigo ni siquiera se planteaba. Y que “ hubieran arreglado todo”, o no.

Dejar a una persona, como Lina nos va enseñando magistralmente, no es sencillo, es  uno de los episodios más duros y dramáticos que vas a experimentar. Equiparable a la muerte de un ser querido. Porque algo muere dentro de ti. No necesariamente el amor pero si cómo te transformabas con la otra persona. 

Pero después del dolor puro, aparece la comprensión. El momento en que te paras a pensar, que, por la razón que fuera, no eras feliz en tu relación. Empiezan las oportunidades, empiezas a dejar de echar de menos y a echar hacía delante, sin mirar atrás. Comienzas a dejarte llevar, a realizar todos tus pendientes, a encontrarte a ti mismo y ¿ por qué no? A enamorarte de nuevo. De ti solo, de tu nueva vida. Llega la aceptación y empiezas a ser feliz de nuevo con pequeñas cosas.

Quizá no sea un final definitivo, pero será un final.  Y lo bonito, lo esperanzador, es que detrás de un final siempre vienen nuevos inicios. 

Los actores nos llegan al corazón, nos evocan recuerdos de nuestra propia ruptura, nos llevan de la mano hasta la mejor sensación del mundo: la ilusión por nuevos comienzos.  Y por eso ver esta serie es imprescindible para conocerte un poco más. Gracias de corazón a todo lo que está detrás.

Si estás atravesando una ruptura, piensa que no estás sola/o, que todo va a mejorar. Puedes vivirlo como te de la gana pero no dejes que nunca te gane a ti.  TE LO DEBES.

@VEGA.ESE