Sí, shatis, así como lo leéis: soy de la secta de la freidora de aire. Una vez la pruebas te vuelves adicta y el horno junto con el microondas se lían a coger polvo, así como las sartenes. Además conforme pasa el tiempo, te das cuenta de que vas predicando a la primera de cambio los beneficios que conlleva tener una freidora de aire hasta que terminas convirtiéndote en dueña, no solo de una, sino de dos.

Todo empezó casi cuatro años atrás cuando nuestro amigo nos regaló nuestra primera freidora de aire. 

Fijaros en cómo empezó: nos la regalaron. Nuestro amigo ya era parte de la secta. 

Durante un tiempo no la usé, se me hacía un mundo, la verdad. Lo primero que hice fueron patatas fritas las cuales no me gustaron mucho. Ni de lejos sabían igual que unas buenas papas fritas hechas en aceite. Honestamente, por aquel entonces no le había cogido el truco. El botón que trae la mayoría de las freidoras de aire para freír patatas por defecto no es del todo certero pues depende mucho del tipo de patata y de la cantidad así como de las especias que le pongas. Ahora os podéis dirigir a mí como la Arguiñano de la freidora de aire, una mestra en el aire de freír patatas con aire.

Es que por hacer, puedes hasta ¡hervir hasta huevos con ella! Sin agua, claro. 

Es una maravilla 

Mujer morena de pelo ondulado

Todo lo precocinado congelado va ahí: los nuggets, la pizza, las empanadillas, el bollito de pan… Las verduras asadas quedan genial y algunas freidoras de aire hasta traen la opción de deshidratar el alimento. ¡Canela en rama!

No sé tú, pero yo tengo dos: una que utilizo para alimentos con gluten y la otra libre de contaminación cruzada. No se malgasta aceite, no te queda la comida grasosa y son fáciles de limpiar: un poquito de agua con jabón de los platos, a máxima potencia durante 5 minutos y la roña sale a la primera. Por no decir que la casa no te apesta en exceso. 

Freidora de aire con pizza dentro

He conseguido hacer miembros de la secta a mis padres, a mi hermano, a mis amigas, a los primos de mi marido y a algunas personas del trabajo. Una vez consigues romper la barrera invisible esa de no saber muy bien cómo enfrentarte a ella, lo demás es pan comido. 

Por eso, si me estás leyendo y estás pensando en comprarte una, corre y no dilates el asunto más. Si, por otra parte, eres de esas personas que ya tienen una pero no se atreve a asarla, ponte a ello. Entiendo perfectamente este punto de inflexión en el que te encuentras, es un aparatejo con el que no te sientes familiarizada para nada. No te engaño, las primeras veces que la uses no vas a conseguir el resultado esperado, ten paciencia y que no te dé flojera toquetear los controles y ajustarlos. 

Si me estás leyendo y eres de las que la freidora de aire es un NO grande, no sabes lo que te estás perdiendo. Vete a TikTok y verás la infinidad de posibilidades. 

¡Mi freidora de aire viene conmigo hasta de viaje!