Estoy harta de que me piséis. Lo hacéis cada vez que entráis por la puerta de la tienda, como si no me vieseis. Y que lo hagáis conmigo bueno, al fin y al cabo, soy una alfombra. Pero no comprendo por qué lo hacéis con la dependienta.

La miráis sin responder cuando os saluda, como si un “buenos días” fuese un “compra algo o te rajo, sucio ser humano”. Ojalá cobrase comisión por cada vez que pregunta “¿necesita alguna cosita?” y la miran con el desprecio de un moroso al Cobrador del Frac. No pretende fundar una secta, solo vender. Y sois vosotros los que libremente habéis entrado a su comercio. Su comercio que, por cierto, no es suyo. Cobra menos de lo que cuestan algunos billetes de avión. Ya sabéis, la situación es la que es, lo importante es tener trabajo, el alquiler no se paga solo… Y todas esas frases por las que la esclavitud se puso en nómina.

“Haber estudiado” contestaréis los más listos de la barraca. Lo hizo. Es licenciada. Habla tres idiomas. El inglés le sirve mucho, de hecho, cuando los extranjeros vienen a preguntarle dónde está tal calle como si su mostrador fuese un punto de información turística. Lo dicho, la situación es la que es, lo importante es tener trabajo, el alquiler no se paga solo… Y todas esas frases por las que personas preparadas y profesionales acaban preguntando setecientas veces al día si necesitas una bolsita. Ya que saco el tema, no, no os va a pagar porque la bolsa tenga el nombre de la tienda y le hagáis publicidad. No, no os cobra para comprarse un piso con vuestros céntimos. Lo hace por orden del gobierno, así que dejad de regatearle monedas por las que ni siquiera os agacháis si se caen.

Tampoco pone ella los precios, así que estaría bien dejar de regatearle como si aquello fuese un mercadillo. ¿O tenéis esa costumbre también con la chica del supermercado cuando los macarrones os parecen caros?

Y sobre todo, ¿es necesario esperar a las ocho de la tarde para comprar velas aromáticas? ¿Acaso alguien va a vuestra mesa justo cuando se termina vuestro turno a mirar vuestros bolis con toda la tranquilidad del planeta? Si quita la música y saca la mopa, no es porque seáis clientes VIP y quiera limpiar el suelo que pisáis. Es porque quiere irse a casa. El mismo motivo, dicho sea de paso, por el que deja medio bajada la persiana, que sé que muchos pensáis que pretende jugar al limbo y pasáis por debajo.

Es una dependienta, no un robot. Me dobla con mimo cuando me ve arrugada, sonríe al dar las vueltas, es amable con los desconocidos que tocan la guitarra en la calle, cuida de un cachorro de perro al llegar a casa, es una mujer inteligente y dulce. Tratadla bien, que ningún delantal te hace más tonta y ningún oficio te hace menos digna. 

 

AMAIA BARRENA