Tengo que confesaros algo: aunque empecé con muy pocas ganas, parece que le he cogido el gustico a esto de ir a las clases del gimnasio. Lo que más me gusta es el yoga y el zumba. El yoga porque me deja estiradísima y relajadísima y el zumba porque me lo paso genial moviendo el bullate. Y desde que me gustan tanto las clases animadas con música no puedo parar de pensar en lo que sería asistir a una de esas clases si estuviera animada por la música que a mí realmente me gusta.
Ya sé que eso lo puede hacer una en cualquier maquinita que quiera poniéndose los cascos y su lista de temazos favoritos, pero dejadme soñar: porque sueño con una clase de «zumba» a ritmo de subnopop.
El subnopop ha sido definido como «pop tonto para gente inteligente». Los expertos en música de nuestro país califican al grupo Ojete Calor como el pionero en este particular género musical, pero ellos mismos han confesado que consideran a grupos como Sonia y Selena o la cantante Merche como verdaderos fundadores.
Lo que sí está claro es que los primeros en hablar de este término fueron Ojete Calor, pero a mí me gusta hacerlo extensible a otros grupos de música cuyas canciones recuerdan a las de este maravilloso dúo, recientemente desaparecido.
El subnopop responde a un par de características muy básicas pero muy necesarias para una buena clase de «ginasia»: melodías sencillitas y ritmos repetitivos. En principio, esto hace que el subnopop no se diferencie demasiado del regetón que nos toca tragarnos en clase de zumba. Quizás sea porque el regetón es subno en sí mismo. La gran diferencia la marcan sus letras: desternillantes, absurdas, divertidas y brillantes. El chunda chunda que sirve de base a sus tonadas, unido a las genialidades temáticas de sus canciones, embriagan a quien las escuche, que se sentirá obligado a bailar dándolo absolutamente todo. Y, ¿sabéis qué ocurre cuando bailamos dándolo todo durante, aproximadamente, cuarenta y cinco minutos? Que sudamos la gota gorda, quemamos grasa y nos tonificamos.
Probadlo vosotros mismos. Ahora mismo. Solo dadle al play y dejaros llevar:
Si al principio os habéis preguntado «¿pero esto qué coño es?» pero al final habéis terminado moviendo vuestras extremidades sin, necesariamente, mucha coordinación, y además, habéis disfrutado a tope… ¡enhorabuena! Sois el candidato perfecto para formar parte de mi sueño.
Me voy a aprovechar de la influencia de esta página para la que escribo para lanzar un grito desesperado, por si alguien puede oírlo: ¡Queridos gimnasios, por favor: dejadme dar una clase de subnoaerobic! ¡Se os llenarán las clases! ¡Nos forraremos los dos! ¿Quién no querría endurecer su culo al ritmo de esta maravillosa música?
