Mi suegra se hace la despistada para lo que quiere.

Llevo en la familia 12 años, no he cambiado de talla y sigue haciendo siempre lo mismo.

Su mayor hobby es ir de tiendas y comprarme cosas de tallas más pequeñas para sacarme los colores.

Al principio sí que me sentaba mal. Cogía ropa monísima de cuatro tallas menos que la mía y no paraba de estirarla en mis narices diciendo “mira nena, si estira mucho, seguro que da talla”.

Seguro que estás pensando: ¿y no coges el tique y lo cambias? ¡Ya quisiera yo! Mi suegra es la reina del montón del mercadillo y de los bazares chinos y ahí no hay recibo que valga. Además, ella no dice nada de cambiar, su respuesta siempre es la misma: “si ahora no te está bueno, adelgaza un poquito y te quedará estupendo”

Otro argumento que usa para convencerme de que es un gran obsequio es decir que a ella le viene y que por eso lo ha cogido, porque si a ella le entra, al resto igual. La gracia es que mi suegra es más grande que yo. Supongo que le viene en sueños o se lo mete y quita con ayuda de los bomberos, porque si no, no lo entiendo.

Mi marido siempre le dice que no compre ropa, que hay muchas más cosas para regalar. Será que no hay libros, maquillaje, perfumes o complementos que podría comprar. ¡No! Ella siempre tiene que comprar trapitos.

La gracia es que solo me regala cosas cuando vamos a ser multitud. Si vamos a visitarla y solo estamos los tres, no me da nada; ahora, en el momento que hay una reunión con más miembros de la familia, aprovecha y me da el regalo de navidad, del cumpleaños o de lo que haga falta. 

Hace poco hicimos una comida familiar por varios cumples. Mi cuñado ahora está con una chica muy maja y mi suegra le hizo la misma, pero a la inversa. A ella le compró un vestido en la L así sueltecito y a mí mi XS.

Cuando vimos la talla, ambas disimulamos. Lo cierto es que yo ya lo hago mejor que ella, porque le llevo años de experiencia, pero la pobre le dijo: “¿No nos lo has dado del revés?”

Mi suegra tuvo el valor de indignarse y comentar que ella nunca se equivoca y que nos había dado bien los paquetes, pero que, si lo queríamos cambiar, ya era cosa nuestra, pero vamos, que ella lo había elegido todo con la mejor de sus intenciones.

Si lo piensas bien, a mí siempre me pide que adelgace para que me quede bien y a ella le estaba diciendo de manera subliminal que comiese un poco más. ¡Menos mal que no solo me hace la jugarreta a mí!

Al final lo intercambiamos delante de sus narices, total, en unos meses va a repetir la misma jugada. Le he dicho a mi cuñada que le diga que le gusta la ropa holgadita, así le cogerá a ella la XL y volvemos a hacer el trueque.

Lo único bueno que saco de esto es que, por primera vez, me he puesto algo de lo que me ha regalado mi suegra, gracias a su despiste.

Podría ser mala y hacerle a ella lo mismo alguna vez, pero como sé lo que jode, prefiero ahorrarme el disgusto que le pueda hacer a la mujer y el obsequio, porque tampoco es que tenga necesidad de ir haciéndole detalles.

 

Anónimo