El 31 de Julio fue mi aniversario en el trabajo. Un año currando en una empresa maravillosa en la que me explotan como si no hubiera un mañana pero eh, no me puedo quejar porque es la única puñetera mierda que he encontrado de lo mío sin tener que hacer las maletas y coger un avión. La situación parece dramática, pero hay algo bueno: mis compañeros. Durante estos meses he conocido a gente con un corazón de oro que ha hecho que las horas extras sin cobrar compensen con creces. 

A las tres semanas ya me empecé a dar cuenta de que las empresas son como un instituto americano, tienen sus grupitos, la gente popular, los «raros» que en el fondo molamos más que nadie, el director capullo… Si tú trabajas en una empresa con como mínimo 30 personas, por narices tienes que haberte encontrado con al menos uno de los siguientes especímenes (o de lo contrario, eres uno de ellos):

  • El jefazo que va de majo pero en el fondo es un cabrón de manual.
  • El inútil que siempre la caga y tú te preguntas «¿Darán subvención a la empresa por tener contratado a semejante tonto del culo?».
  • Tu compi del curro con quien siempre cotilleas por el chat de la empresa hasta que un día os pillen y os pongan de patitas en la calle CON RAZÓN.
  • El compañero rancio que, palabras textuales, «está ahí para trabajar y no para hacer amigos», lo que justifica que jamás dé los buenos días por la mañana. Intuyes que tiene un palo en el culo pero no hay manera de comprobarlo.

  • Las mamis y los papis que siempre se pillan las vacaciones buenas por sus chanchullos de conciliación familiar. Al final acabas cambiándoles días libres porque tienen funciones de sus hijos, visitas al hospital o cualquier drama de pañales. Despiertan tu empatía y tus ganas de no tener hijos nunca.
  • El tío con el que te enrollaste una fiesta de navidad. Te piensas que nadie lo sabe pero cariño, TODOS lo saben.
  • El capullo que le mete fichas a todas las de la oficina. Algún día le potarás en la cara por machirulo y acosador.
  • Ese compañero que sabe absolutamente todos los cotilleos. Le tirarás una grapadora a la cabeza la próxima vez que te diga «Uy, me he enterado de una cosa que ha pasado súper fuerte… Pero no te lo puedo decir».

¿Y tú qué tipo de compañero de curro eres?