Buceando por Twitter me he entrado con un vídeo que me ha roto el corazón, pero para bien. Me he encontrado con un mini documental de un par de minutos que hablaba de la historia de Tiziana, la niña transexual más joven que ha habido hasta la fecha. De todo lo que he visto me quedo con una frase ‘Mi hija se va a morir de vieja. Feliz’.
La nena es de Argentina, de la provincia de Salta. Les contó a sus padres con 8 años que el sueño de su vida ser mujer, que cada noche que se iba a dormir soñaba con que se despertaba siendo una chica, por arte de magia. Su madre la escuchó y le dijo que si eso era verdad, no tenía por qué soñar, que eso se podía hacer realidad. Dos años después con 10 años, Tiziana recibió el DNI con su nuevo nombre y desde ese día es reconocida como mujer argentina.
En la historia que te cuentan te dicen que la mamá enseguida apoyó a la hija, que al papá le costó un poco más, pero que al final también aceptó querer a su hija con todas sus fuerzas, que la prefería cerca, a mandarla lejos por algo que ella en realidad no puede escoger.
Las preocupaciones de la madre son súper entendibles, cuenta que la vida de su hija a pesar de ser tan joven no está siendo nada fácil, el resto de su familia no les habla y confirma que ha sufrido bullying en el colegio desde siempre. Dice que ella tiene miedo porque siempre a leído en todos los medios que las personas trans aparecen muertas, golpeadas o violentadas por el simple hecho de ser quienes son y que eso ninguna madre lo quiere para su nena.
Pero dice que con su hija todo va a cambiar, porque el mundo está cambiando con ellas, que cada vez habrá más niños transexuales porque tendrán la información y la confianza para hablarlo con sus padres y ser sinceros desde niños, que los padres cambiarán y aceptarán y que así, poco a poco, ser trans será tan normal como el respirar.
La frase que más me ha llegado es la que os he dicho antes ‘Mi hija morirá de vieja. Feliz.’
Y ojalá. Ojalá que sí. Ojalá un mundo en el que los niños lo tengan claro y los padres más. Un mundo en el que puedas elegir quién quieras ser, lo puedas decir en voz alta y nadie te juzgue por ello. Un mundo en el que termine el rechazo y la violencia hacia las minorías. Un mundo en el que todos seamos mayoría porque todos somos igual de importantes, de personas, de humanos.
Enhorabuena a esta bellísima familia, por valientes y por luchadores. Ojalá casos como este fueran noticia a diario, el mundo sería un poquito más bonito.