El año pasado lo dejé con mi novio. Ahora debería insertar una cancioncita triste en plan «escena dramática de película romántica», pero no. Le dejé porque era un capullo que había minado mi autoestima durante 3 largos años. Total, que en enero decidí darme una alegría al cuerpo y conocer gente. Sé que muchas personas piensan que después de una ruptura hay que guardar luto pero yo necesitaba ver mundo. Me instalé una aplicación para ligar y lo que pasó a continuación no os sosprenderá: fue desastroso.
Tíos que…
Te follan en plan conejero y cuando se corren se acabó la fiesta.
No te comen el coño porque «les da asco» pero te agarran la cabeza para que les hagas una mamadita.
Utilizan la palabra «feminazis». Puag.
Ponen en su biografía cosas rollo «gordas no». Pos ok. Voy a poner yo en la mía «descerebrados atrás» a ver si les espanto.
Te marean. Primero dicen que no quieren nada serio, y cuando se dan cuenta de que tú tampoco se ponen en plan dramáticos.
Total, que viendo el panorama decidí hacer una cosa: comprarme un juguete sexual y practicar el celibato durante un mes.
Decidí frenar en el noble arte del ligar, conocerme un poco mejor a mi misma, tener claros mis sentimientos y después seguir follando a tope o no, según lo que me pidiera el cuerpo.
¿Qué cosas maravillosas descubrí durante este mes?
- Que la gente confunde conexión con amor…
Yo estaba cansada del sexo simplón, de los tíos simplones y de sentirme como una mierda cada vez que echaba un polvo. No me malinterpretéis, por favor. Yo no necesito estar enamorada para follar ni mucho menos, pero me da la sensación de que mucha gente folla como si lo que tuviese en la cama es un muñeco o muñeca hinchable y no a una persona. Conectar en el sexo para mí es fundamental, y esa sensación de sincronía no tiene nada que ver con el amor, sino con el placer y el respeto.
- Que si quiero un simple orgasmo, puedo usar mi juguete sexual. En el sexo busco algo más…
Igual os parece una moñada, pero vivimos en un mundo muy individualista y solitario. A veces me gusta sentir el abrazo de una amiga, un «te quiero» de mi madre o el calor de un tío en mi cama.
Para tener un simple orgasmo siempre puedo usar mi estimulador de clítoris y en un minuto estoy servida, pero de un hombre espero más. No sé, me gusta que me respete, que excite mi cerebro, que me acaricie, que me coma la boca mientras me empala… ¿Es mucho pedir?
- Que es una chorrada como un templo esperar para follar…
Cuando le conté a mis amiguis mi experimento, una me dijo «muy bien, así los tíos te respetarán más y se interesarán más por ti». No merezco más o menos respeto por no follar en la primera cita. Si te apetece que te la metan, ¿para qué andar con bobadas?
Ahora que ha pasado un mes quiero volver a follar, pero no con cualquiera. Obviamente no tengo un filtro antigilipollas y seguiré conociendo tíos que en la cama se vuelven cromañones, pero lo importante es intentarlo.