Nuestra historia comenzó un 10 de Noviembre, día ya nombrado fiesta nacional: SAN TINDER
Él casi me da que no porque pensó que era Erasmus, yo casi le di que no porque le veía muy fuera de mi liga. En fin, pobre tonta Doña complejo. El caso es que ese «casi» no ganó, sino nosotros. Señoras y señores, HUBO MATCH y, my lord, qué match!
La primera vez que me propuso quedar casi me da un infarto, por lo que acabé mintiendo e inventándome una escusa para retrasarlo un par de días y poder prepararme mentalmente. Le propuse quedar un par de días más tarde (ya vamos por el 16 de Noviembre, habíamos pasado seis días hablando a todas horas y, principalmente, diciendo chorradas).
El día que quedamos, unas horas antes, en una conversación en la que yo dije que no buscaba un rollo de un rato, me contestó que él no me veía como un ligue por lo que deducí que no le molaba demasiado, pero aún así decidí quedar con él porque era majísimo y compartíamos tonterías. Que señor sorpresón cuando a mitad de paseo me comió todos los morros como quien no ha probado carbohidratos en años.
Ha pasado año y medio, le sigo viendo igual de precioso, de divertido, de genial y de bobo. Planeamos ir a vivir juntos en tres mesecillos y tengo muy claro que le quiero toda la vida.
¡Beatifiquemos Tinder!
Remember: el diez de Noviembre, celebra San Tinder!